El número de muertos por los terremotos en Turquía y Siria ha superado los 17.000. Al menos 14.000 personas han perdido la vida en Turquía, según el presidente de ese país, Recep Tayyip Erdogan, mientras que al menos 3.162 han muerto en Siria.
Hoy se informó que el primer convoy de ayuda de la ONU ha llegado al noroeste de Siria controlado por los rebeldes alzados en armas.
Las esperanzas de encontrar sobrevivientes se desvanecen rápidamente y los residentes del sureste de Turquía y el noroeste de Siria critican lo que llaman lentos esfuerzos de búsqueda y rescate.
Sin embargo, en medio del frío helado, los rescatistas siguen sacando personas con vida de entre los escombros, mientras las operaciones de búsqueda continúan por cuarto día.
Hoy los rescatistas pudieron salvar a un niño de ocho años después de más de 80 horas de ocurridos los terremotos mortales. Fue sacado debajo de los escombros de un edificio de apartamentos derrumbado en Diyarbakir, Turquía, dijo la agencia Anadolu.
Cientos de edificios se han derrumbado en la ciudad turca de Kahramanmaras, cerca del epicentro de uno de los terremotos mortales del lunes, entre ellos, un hotel con 40 huéspedes y 20 empleados que ahora es escombros. Ninguna de las 60 personas en el hotel ha sido encontrada, informó Al Jazeera.
«PENSÉ QUE HABÍA CAÍDO UNA BOMBA ATÓMICA»
“Perdimos nuestros hogares, perdimos a nuestros vecinos. Es muy difícil”, dijo Nihat, un sobreviviente en Gaziantep. “Tenemos mantas, bebidas, pero la gente no duerme aquí porque todos han perdido a un amigo, a un vecino, y muere más gente”.
“Cuando ocurrió el terremoto, pensé que había caído una bomba atómica sobre la ciudad”, declaró el hombre.
El centro de socorro en Gaziantep está repleto de gente, y los niños y las familias duermen donde pueden. Por el momento, los sobrevivientes están recibiendo ayuda (agua, pan y calzado). (AG/)