En Japón ayudar a un anciano que vomita puede ser el camino a la felicidad

Historias singulares que ocurren en trenes japoneses

Tren
El amor puede surgir de las maneras más insospechadas, tal como lo revela una de las tantas anécdotas que ocurren en los trenes en Japón y que los tuiteros comparten. El sitio RocketNews24 publica algunas:


Las hay divertidas, como la que cuenta @Tennensui_khon:

Una señora mayor en el tren se molestó con un grupo de chicas de secundaria que estaban armando alboroto. “¡Ustedes están en un tren! ¡Cállense!”, les gritó. Las chicas, tratando de mantener la calma, siguieron riéndose en silencio, sacudiendo sus hombros. La señora las vio y dijo en broma: “¡Ahora han pasado al ‘modo silencioso’!”. ¡Casi todos en el tren se mataron de risa!

Sin embargo, también hay experiencias desagradables que surgen por malentendidos, como la que vivió @saitone, que fue confundido con un pervertido.


Se cayó mi lapicero al suelo y cuando me agaché a recogerlo, la estudiante universitaria que estaba frente a mí explotó: “¡Hey, no mires a escondidas!”. “¿Quién diablos crees que te está mirando?”, le grité, lo que hizo que ella se enojara más. “¡Aunque no lo hubieras hecho solo miente y di que lo hiciste!”.

Hay historias tristes, como la que comparte @sanokusu:

Novio: ¿Qué pasa cuando das vuelta a un tazón de jugo de frutas?
Novia: ¿Eh? ¿Qué? ¡No sé!
Novio: «¡La respuesta es… se derrama! ¡Jajajaja!
Novia: …
En la siguiente estación, ella le dijo en voz baja “Muérete”, y se bajó del tren, dejando a su novio y a todos los demás en el tren en estado de shock.


No faltan los vivos que intentan aprovecharse de la amabilidad de otros, tal como lo cuenta @copedy:

Había una anciana de pie en el tren, así que le dije: “Por favor, tome mi asiento”. Supongo que tenía problemas de audición y me ignoró. Como dudé, un hombre de mediana edad, que había visto todo, me dijo: «¡Tienes excelentes modales! Si no te importa, voy a tomar tu asiento». Yo le dije que no. ¡¿Quién diablos te crees que eres?!


Para terminar, una historia que confirma que ser amable y generoso puede tener una gran recompensa. La hace pública @NaokiGeneralist:

Un anciano estaba vomitando en el tren. Todo el mundo lo miraba con desagrado y se mantenía lejos de él, pero mi amigo se mostró amable y se acercó a ayudarlo. Otro día, el anciano vio a mi amigo en el tren y lo invitó a cenar como agradecimiento por haberlo cuidado. Resulta que el anciano tenía una hija muy linda de la que mi amigo se hizo muy cercano y terminaron casándose. ¡Asegúrense de ayudar a los ancianos que vomitan!

(International Press)

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