Demandan a una escuela en Japón que no reconoce que un alumno se suicidó por ijime

Aula en Japón (YouTube)

 

En abril de 2017, un adolescente de 16 años, estudiante de una preparatoria en la ciudad de Nagasaki, se suicidó.


Este mes, los padres del menor han entablado una demanda contra la compañía educativa que gestiona la escuela, a la que exige una reparación de 32 millones de yenes (218.000 dólares), informó Mainichi Shimbun.

El estudiante era víctima de ijime y la familia acusa a la escuela de no haber tomado las medidas necesarias para frenar los abusos en el marco de la ley contra el bullying que rige en Japón.

No solo la ineptitud de la institución educativa indigna a los padres.


En 2018, un grupo de investigación externo, formado por la propia escuela, concluyó que el suicidio del estudiante se debió principalmente al ijime del que era blanco.

Sin embargo, la institución educativa se negó a aceptar el informe.

“La dignidad de nuestro hijo ha sido degradada por la actitud indignante y las declaraciones que la escuela ha hecho repetidamente, dejándonos a la familia con el sufrimiento de un dolor infernal”, dijeron los padres.


Al padre le parece inaudito que la escuela rechace las conclusiones del panel de investigadores.

Por su parte, la madre declaró: “Nuestro hijo nunca volverá con nosotros, pero tenemos que asegurarnos de que no haya más niños que sufran en el futuro”.


El bullying comenzó desde que el adolescente era alumno de secundaria de una escuela afiliada a la institución educativa demandada.

Los otros estudiante comenzaron a burlarse de la víctima debido a que su estómago hacía ruidos.

El chico se encerraba en el cuarto donde estaban los artículos de limpieza para comer snacks y evitar que su estómago sonara, pero los agresores lo descubrían e intentaban abrir la puerta para seguir mofándose de él.

El maltrato siguió en la preparatoria y el menor se fue aislando cada vez más.

El bullying no era un secreto. La misma escuela investigó, a través de cuestionarios a estudiantes realizados un mes después del suicidio, y uno de ellos escribió que había escuchado que al suicida le hacían ijime.

El adolescente pidió auxilio. En el vestuario escribió “¡Ayuda!”, según el testimonio de un alumno. En la pizarra de un aula escribió “¡Por favor, dense cuenta!”. (International Press)

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