El 7 de enero, una prueba detectó que un hombre octogenario que reside en Tokio había contraído coronavirus.
Al día siguiente, tuvo fiebre, entre otros síntomas. Tres días después, murió en casa.
Su familia realizó gestiones para que lo hospitalizaran, pero
varios hospitales rechazaron darle una cama, según información proporcionada por el gobierno metropolitano de Tokio, reportó Mainichi Shimbun.
El hombre tenía una afección preexistente, diabates, y por lo tanto debía ser hospitalizado, de acuerdo con los estándares en Tokio, subrayó el gobierno tokiota.
Las autoridades de la capital japonesa señalaron que si el paciente hubiera sido internado en un hospital, como correspondía, no habría muerto.
Por otro lado, una mujer en la cincuentena que sufría de presión arterial alta y contrajo el virus murió en su casa en Tokio mientras aparentemente se recuperaba. (International Press)
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