Japón prohibirá la entrada de «drogas» sintéticas procedentes de Europa

Sustancias son ligeramente modificadas para eludir la ley


El Ministerio nipón de Sanidad ha decidido controlar y prohibir la entrada de diversas sustancias sintéticas procedentes de Europa, que se venden en Japón como drogas alucinógenas o narcóticas modificadas para eludir su legislación.

Con la prohibición, Sanidad pretende que las denominadas «dappo habu», o sustancias que evaden la ley, provenientes de otros países entren en circulación en Japón, después de que hayan proliferado las tiendas que venden este tipo de productos en ciudades como Tokio.


Con este veto, numerosas sustancias europeas serán sometidas antes de entrar en el país a la ley farmacéutica nipona, que implica el análisis por parte de un organismo del Ministerio de Sanidad de todos los fármacos que no se encuentren en circulación, detalló la agencia local de noticias Kyodo.

Desde que abrieran sus puertas por primera vez en 2009, las tiendas que venden «fármacos relajantes» en Japón han aumentado en los últimos años y, actualmente, el Ministerio de Sanidad estima que hay 389 tiendas en todo el país, de las cuales 186 operan también por internet.

Estas tiendas ofrecen en pequeñas bolsitas de plástico sustancias modificadas con componentes sintéticos que, a pesar de no ser cannabis o alucinógenos como el LSD, producen la misma sensación e incluso un efecto más potente que las drogas convencionales por precios entre los 2.500 y los 5.000 yenes (unos 25 y 50 euros).


Los vendedores de estos productos «relajantes» se aprovechan de un vacío legal que les permite vender la mercancía al tener una composición ligeramente diferente de la decretada como ilegal, y cuya punición consiste, como mucho, en la retirada y restricción de su venta por parte de la policía.

El Ministerio de Sanidad ha detallado que en la actualidad hay 73 tipos de sustancias que, tras ser analizadas, han sido prohibidas por la ley farmacéutica nipona, aunque muchos de los nuevos productos importados modifican sus componentes constantemente para eludir la regulación.


Además, Japón también estudia ampliar estos análisis y prohibiciones a los productos importados de EEUU y regular el consumo y venta de las «drogas» que sean similares en su composición química.

Japón es un país que aplica una política de «tolerancia cero» en los casos relacionados con tenencia, venta o consumo de drogas, con penas que alcanzan de media los seis años de cárcel. (EFE)

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