En abril de 2022, en medio del COVID, partí hacia España para estudiar allí durante un año con una beca del gobierno japonés llamada “Tobitate-Japan” que es para apoyar a jóvenes japoneses que quieren estudiar en el extranjero.
Para conseguir esta beca, era necesario presentar un proyecto de investigación y mi tema elegido fue «desperdicio de alimentos». Me llamó la atención este problema cuando trabajaba en una panadería en Tokio. Allí, todos los días se tiraban muchos panes que no se habían vendido ese día. Quería llevarme algunos a casa para no desperdiciar, pero un día mi jefe me dijo tajantemente que eso podría causar intoxicación alimentaria y no quería ser responsable. No entendí su reacción, pero no pude decir nada entonces.
Al llegar a España, como apenas hablaba español, tuve dificultades para comenzar mi investigación, pero un día encontré una nevera comunitaria llamada «nevera solidaria» que estaba instalada en la calle y cualquier persona podía dejar comida que le sobraba a la vez que los que necesitaban podían llevársela de ahí libremente.
La primera nevera solidaria en España comenzó con mucho éxito en 2015, evitando que 200 kilógramos de comida mensual se conviertan en basura. Según los organizadores del proyecto, ellos mantienen las neveras limpias y verifican los alimentos del interior, pero también los propios usuarios, comprendiendo bien la importancia de las neveras, se hacen responsables de una utilización apropiada.
Es probable que algunos japoneses sientan aversión por la idea de compartir una nevera en la calle ignorando la problemática del desperdicio de alimentos, enfocándose, en cambio, en aspectos como la higiene, la caducidad o la intoxicación. Son justamente estas las preocupaciones que tenía aquel encargado de la panadería donde yo trabajé. Sin embargo, estos son solo miedos infundados por la ignorancia. Si todos comprendemos bien el problema del desperdicio de alimentos estableciendo reglas y haciéndose responsables, es posible implementar proyecto de este tipo también en Japón como en España.
Japón es un país conocido por su orden, y estoy orgullosa de eso, pero la experiencia en España me hizo reflexionar. En España no hay tanto orden como en Japón, pero el compromiso y la conciencia para proteger el medio ambiente están mucho más avanzados. Pienso que, a veces, es necesario reconocer claramente las prioridades abordando algo que, aunque podría parecer desordenado a primera vista, puede solucionar problemas con buen corazón.
(*) Texto del discurso que ocupó el segundo lugar, categoría Avanzados, en la final del 2º Concurso Intercultural de Oratoria de Español que se realizó el 14 de septiembre de 2024 en la Torre de Roppongi Hills en Tokio. Yui Nagai (22) es estudiante del cuarto año de la Universidad Femenina de Showa de Tokio.