En 2022, un hombre que vivía en Tokio se sometió a un trasplante de hígado (de un donante fallecido) en un hospital de Bielorrusia.
El hombre, un cuarentañero, empeoró después de la cirugía y se sometió a otro trasplante de hígado de un familiar vivo en Japón.
Sin embargo, su situación no mejoró y murió.
Un hombre de 62 años, jefe de una organización sin fines de lucro en Japón, tuvo un rol protagónico en esta historia.
Hiromichi Kikuchi, jefe de la Asociación de Pacientes de Enfermedades Intratables, recomendó a la familia del fallecido que se sometiera al trasplante en Bielorrusia y le pidió que depositara 33 millones de yenes (250.000 dólares) en la cuenta bancaria de su organización para cubrir los gastos de viaje y trasplante, y preparó todo.
Kikuchi fue arrestado por mediar en un trasplante de órganos realizado en el extranjero sin permiso del gobierno japonés, tal como lo estipula la ley, informó Mainichi Shimbun.
El hombre podría recibir una pena de prisión de hasta un año o una multa de hasta un millón de yenes (7.600 dólares), o ambas sanciones.
Este caso es el primero de su tipo en Japón.
Kikuchi, cuya asociación fue creada en 2007, dice que no sabía que se necesita permiso para los trasplantes de órganos que se realizan en el extranjero. (International Press)
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