Japón planea cobrar 1.000 yenes (9,3 dólares) de impuesto de salida a todas las personas, tanto japonesas como extranjeras, que dejen el país por aire o mar. Solo estarán exonerados los niños menores de dos años y los pasajeros en tránsito que abandonen Japón en un plazo de 24 horas tras su llegada al país.
El dinero recaudado será destinado a mejorar la oferta turística del país.
El gobierno prevé usar los recursos para contribuir a que los turistas disfruten de viajes «agradables y relajantes» y experimenten la cultura y la naturaleza japonesa, y facilitar el acceso a la información sobre atracciones turísticas.
En esa línea, la Dieta promulgó una ley para limitar el uso de los ingresos provenientes de la recaudación al impulso del turismo, informó la agencia Kyodo.
El impuesto de salida no está libre de críticas. Hay quienes temen que sus ingresos sean destinados a fines sin relación con el turismo, mientras que algunos japoneses dicen que no está claro cómo ellos se beneficiarán de un impuesto creado principalmente para ofrecer mejores servicios a los turistas extranjeros.
En 2017, Japón recibió la cifra récord de 28,69 millones de turistas extranjeros y apunta a elevarla a 40 millones en 2020 y que el gasto de estos ascienda a 8 billones de yenes (74.700 millones de dólares). En 2020, Tokio será sede de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos.
El crecimiento del turismo está dando un impulso a la economía japonesa, resaltó Kyodo.
La construcción de infraestructura y la ampliación de la oferta de servicios para satisfacer el esperado aumento de visitantes extranjeros son tareas difíciles debido a que la salud fiscal del endeudado Japón es la peor entre las economías desarrolladas.
Por otro lado, la ley incentiva a los operadores de servicios de transporte público a mejorar el acceso a Wi-Fi y los sistemas de pago electrónico. (International Press)
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