Desde muy pequeño se sintió incómodo con su sexo biológico (nació mujer). Cuando decía que quería usar pantalones en vez de faldas, o ser conductor de shinkansen cuando fuese grande, su mamá lo reprendía: “Actúa más como una niña”.
Tuvo una adolescencia difícil. A los 13 años, tenía síntomas de depresión.
Creció, se independizó de sus padres, y a los 25 años comenzó a inyectarse hormonas masculinas, que causan cambios como el aumento de la masa muscular y el vello corporal, explica Mainichi Shimbun.
El tratamiento mejoró su estado anímico.
Sin embargo, cuando le dijo a su madre que se identificaba como hombre y que las minorías sexuales representaban alrededor del 5 % de la población en Japón, su madre se rehusó a prestarle atención. Madre e hijo se distanciaron (con su papá no tenía mayor comunicación debido a que había sufrido un derrame cerebral).
El hombre, que hoy tiene 36 años y reside en la prefectura de Chiba, decidió formar familia y usando un banco de esperma, se sometió a una inseminación artificial. En 2016 dio a luz a una niña.
Mientras estaba encinta había dejado de ingerir las hormonas masculinas.
Como padre soltero, buscó apoyo en una oficina de asistencia social en el barrio de Shinjuku con la intención de reanudar el tratamiento hormonal.
Debido a que no se le había diagnosticado oficialmente un trastorno de identidad de género, consiguió las hormonas por su cuenta en internet.
Inesperadamente, un día un funcionario de asistencia social fue a verlo y le confiscó las hormonas alegando que no habían sido recetadas por un médico.
El funcionario actuó a petición de la madre.
Así las cosas, el hombre inició una batalla judicial que comenzó en 2020. Su demanda no está dirigida contra su madre, sino contra las autoridades de Shinjuku, que pusieron los deseos de su mamá por encima de los suyos.
El hombre trans busca una compensación de 1,5 millones de yenes (13 000 dólares).
El despojo de sus hormonas, sostiene, constituye una violación de los derechos de propiedad.
En octubre pasado, el Tribunal de Distrito de Tokio, donde se ventila el caso, aconsejó a las dos partes que llegaran a un acuerdo.
De acuerdo con un sondeo realizado por la agencia de publicidad Dentsu en 2020, el 10,9 % de gente perteneciente a una minoría sexual dijo que sus padres no aceptaban su orientación sexual. (International Press)
