Ganar 1 yen por show o actuar gratis, la dura realidad de muchos comediantes en Japón

Presidente de Yoshimoto Kogyo.


El escándalo originado por la revelación de que un grupo de comediantes fue sancionado por la agencia que los representa, Yoshimoto Kogyo, por actuar en una fiesta organizada por una banda de estafadores, ha sacado a flote la cruda realidad de muchos artistas que ganan una miseria.


No todos son tan famosos como Hiroyuki Miyasako, que recibió un millón de yenes (casi 9.000 dólares) por su actuación en dicha fiesta.

Yoshimoto Kogyo tiene alrededor de 6.000 artistas.

Uno de ellos es un joven y desconocido comediante que realizó un trabajo de 12 horas por el que apenas le pagaron 300 yenes (2,7 dólares) por hora.


¿Muy bajo? No para él, que dice: «Fue bueno. Podría ser peor».

Peor significa que te paguen un yen. Sí, un yen. Es el caso de Atsuhiro Nishida, un artista de Yoshimoto que contó en Twitter que recibió la cantidad señalada por una actuación, revela Asahi Shimbun.

Volviendo al comediante de los 300 yenes por hora, el joven trabaja a veces como extra. En otras ocaciones, ni siquiera aparece ante el público; trabaja detrás de escena, preparando una escenografía, por ejemplo.


Como el dinero que recibe de la agencia no le alcanza, también trabaja como guardia de seguridad y en un izakaya para llegar a fin de mes.

A veces ni le pagan. Actúa gratis en eventos organizados por Yoshimoto. No se queja. Lo entiende. “No soy popular. Por eso no me pagan. Es justo”, dice. Sin embargo, a la luz del escándalo y las críticas contra la agencia, el hombre ha comenzado a albergar dudas sobre la legitimidad de la empresa.


El joven comediante no es un improvisado, pues hace tres años se graduó de una escuela de capacitación para artistas que Yoshimoto Kogyo tiene en todo el país.

Los artistas representados por Yoshimoto están comenzando a quejarse por las duras condiciones laborales que enfrentan. También se escuchan voces que abogan por su sindicalización.

Por lo general, en la industria del entretenimiento japonesa, una agencia y un artista suscriben un contrato que no lo reconoce como «trabajador», sino como “independiente”.

Esto significa que el artista no está protegido por la ley de normas laborales y que ni siquiera tienen garantizado un salario mínimo legal.

Sin embargo, sí pueden organizar un sindicato y una vez sindicalizados tienen derecho a la negociación colectiva y pueden ir a la huelga, explica Asahi.

Takeshi Suzuki, líder de una organización sindical, dice que los artistas deberían sindicalizarse y “luchar unidos».

Por su parte, Yamato Sato, abogado y codirector de la Asociación de Derechos de los Artistas, afirma que si bien estos han comenzado a quejarse, “nada cambiará a menos que ellos mismos se levanten y luchen». 

A su juicio, el mundo del espectáculo japonés sigue lleno de «valores familiares premodernos que consideran a la agencia como un ‘padre’ y a sus artistas como ‘niños».

Yoshimoto Kogyo no tiene contratos escritos con sus trabajadores pues considera que la confianza es parte de su cultura empresarial.

Sin embargo, la Comisión de Comercio Justo de Japón sostiene que la ausencia de contratos escritos es un problema, pues sin ellos los artistas no saben claramente cuánto se les pagará o el tipo de trabajo a realizar.

Un artista en situación de vulnerabilidad puede verse forzado a aceptar salarios muy bajos, violando la Ley Antimonopolio.

Yoshimoto Kogyo ha tenido que retroceder y firmará contratos escritos con los artistas que lo deseen. (International Press)


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