¿Discriminación? Sitios en Japón no aceptan a extranjeros por su mala conducta

Templo Nanzo-in

Japón vive un auge del turismo que no todos celebran. Un número creciente de sitios se está rehusando a aceptar turistas extranjeros (pese a las advertencias escritas en varios idiomas) debido a su malos modales.

Ahora bien, ¿constituye eso discriminación?


Asahi Shimbun publica un artículo sobre el tema y cita como ejemplo el templo Nanzo-in, situado en la prefectura de Fukuoka y famoso por una gigantesca estatua de Buda, donde los extranjeros no son bienvenidos.

Kakujo Hayashi, sacerdote principal de Nanzo-in, dice que los problemas comenzaron hace unos diez años, cuando entre 20 y 30 autobuses con turistas extranjeros visitaban el templo cada día después de llegar a Fukuoka.

“La afluencia turística cambió drásticamente la atmósfera de Nanzo-in”, revela Asahi.


Algunos turistas ponían música a alto volumen mientras chapoteaban en el agua alrededor de una cascada e incluso uno subió al techo de un edificio en los terrenos del templo.

Algunos japoneses que acudían al templo a orar dejaron de ir.

Los sacerdotes colocaron advertencias en varios idiomas, pero el problema continuó.


En 2016, el templo decidió no aceptar visitantes extranjeros en grupo.

Cabe precisar que la medida se aplica a grupos, no a individuos. Es decir, un turista extranjero solo sí puede visitar el templo. Los sacerdotes explican que cuando no están en grupo los extranjeros tienden a portarse mejor.


Problablemente para que no los acusen de discriminación, aclaran que si un visitante japonés se porta mal le dicen que se retire.

El sacerdote principal hace hincapié en que la drástica medida es la única alternativa que tienen para proteger su lugar de oración.

Otro caso.

El propietario de un izakaya en Kioto dice que no le gustan los turistas extranjeros porque llevaban a su local comida comprada en tiendas de conveniencia, usaban los platos como ceniceros y arrojaban las cenizas de los cigarrillos al piso.

El hombre no ha llegado al extremo de colocar un letrero que indique que los extranjeros no son bievenidos, pero cuando los turistas llegan en grupo de cinco o más les dice que todo está reservado.

El dueño del izakaya quiere que Kioto deje de lanzar campañas para atraer a turistas extranjeros.

Ahora llegamos a la pregunta planteada al comienzo: ¿constituye eso discriminación? Discriminar a una persona por su nacionalidad viola la Constitución de Japón.

Noriko Matsunaga, profesora universitaria experta en el tema, declara a Asahi que una política como la del templo Nanzo-in, que rechaza a visitantes extranjeros en grupo, pero no de manera individual, no es discriminatoria.

Sin embargo, la especialista está preocupada por la posibilidad de que la xenofobia se propague en Japón.

Para Matsunaga, las diferencias culturales son la causa de los problemas.
«Es importante mejorar el mutuo entendimiento cultural en línea con la política del gobierno central para recibir turistas extranjeros», manifiesta.

El gobierno de Japón tiene como meta de recibir a 40 millones de turistas extranjeros en 2020. (International Press)

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