Unos 40.000 extranjeros trabajan en tiendas de conveniencia en Japón. Provienen de países como China, India, Vietnam, Nepal y Uzbekistán. ¿Cómo es su vida en Japón? ¿Les gusta? ¿Y el trabajo? Eso y otras cosas quiso averiguar la revista Weekly Playoby en un reportaje que recoge Japan Today.
En líneas generales, las impresiones son favorables.
¿Te gusta tu trabajo?, preguntó la revista a 100 extranjeros de 31 países que trabajan en konbini en Japón.
Mucho: 39
Más o menos: 41
Solo siete dijeron que no les gusta nada su trabajo.
¿Te gustan Japón y los japoneses?
Mucho: 42
Más o menos: 39
Mi impresión general es más positiva que negativa: 16
Nada: 3
¿Qué piensas del futuro de Japón?
Bueno: 40
No malo: 30
Más o menos como ahora: 18
Malo: 12
A 27 de los encuestados les gustaría trabajar en Japón de por vida, mientras que 15 respondieron que les gustaría hacerlo por diez años o más.
Cuando se les preguntó qué les gusta de su trabajo, dijeron que la posibilidad de practicar su japonés. Sin embargo, eso también puede ser fuente de disgustos. Un turco de 25 años confesó: «Odio cuando no puedo responder una pregunta y el cliente dice: ‘Bueno, llama a un japonés».
Otra de las cosas buenas que destacan los encuestados es la amabilidad general, tanto de los clientes como de sus compañeros de trabajo japoneses.
Entre las cosas malas: las largas horas de trabajo nocturno después de un día completo en la escuela (la mayoría de los extranjeros que trabajan en konbini estudian japonés) y los clientes borrachos.
Weekly Playboy habló con tres jóvenes extranjeros que trabajan en konbini.
Labi tiene 26 años y es oriunda de Nepal. Dice que en su país hace mucho calor, “¡pero no tanto como en Tokio!». Para ella, trabajar en una tienda de conveniencia es mejor que trabajar en una fábrica. Lleva dos años en Japón y su meta es conseguir un trabajo en la industria de la tecnología de la información.
Nguyen tiene 24 años y nació en Vietnam. Lleva un año y siete meses en Japón y espera algún día entrar en una universidad japonesa. En Japón conoció a su novia vietnamita.
Yo tiene 26 años y es de China. Es fanático del anime japonés, lleva ocho meses en Japón y espera trabajar más adelante en el sector comercial.
La gran barrera a superar es el idioma. Los tres (que estudian japonés) han cometido errores por no leer correctamente los formularios de dirección de los servicios de entrega. Han confundido, por ejemplo, Miyagi con Miyazaki, Yamazaki con Yamanashi y Aichi con Ehime.
Nguyen ha tenido que aprender qué cubiertos colocar con los pedidos de comida de sus clientes (¿palillos?, ¿cucharas?, ¿tenedores?). A Yo todavía le sorprende el apego de los adultos en Japón por los dulces, algo que en China se considera propio de los niños.
Se estima que actualmente hay unas 58.000 tiendas de conveniencia en Japón. Cada vez hay más, mientras que la población japonesa en edad de trabajar disminuye. Ahí aparecen los extranjeros para cubrir la brecha.
Ahora bien, así como cada vez hay más konbini, también proliferan las escuelas de idioma japonés. Se calcula que existen alrededor de 680 en todo el país (200 más que hace cinco años), que atienden a 310.000 estudiantes extranjeros. Ojo que la calidad no es pareja. La revista advierte: “Algunas escuelas son respetables y honestas. Otras, podrían no serlo”. (International Press)
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