Por la psicóloga Irma Aráuz*
El tema de moda en las noticias con respecto al ijime (acoso moral) no solamente nos pone “nerviosos” a los adultos sino que esa misma tensión se extiende a los niños, pensando que pueden ser victimas de ataques en el colegio. Muchas veces los mismos padres creemos que algo anda mal cuando nuestros hijos actúan diferente a lo “normal”, y pensamos que puede ser una señal que nuestros hijos nos mandan porque algo no anda bien en la casa o porque están sufriendo de ijime.
La señal puede ser ciertamente un SOS de parte de los hijos y no precisamente porque nosotros estemos haciendo mal las cosas sino porque también fuera de casa hay ciertos estresores (todo aquello que está en nuestro ambiente y que puede afectarnos negativamente), que les causan diversas molestias como dolores de estómago, de cabeza, fiebre y miedo de relacionarse con los demás. Si usted tiene un hijo con este tipo de síntomas, no se eche la culpa ni sea tan estricto con usted, no siempre el ambiente del hogar es el causante de los problemas de sus hijos, al contrario, si usted está bien y conserva la calma puede reflejar este estado en ellos.
Para que usted esté más tranquilo y pueda comprender las situaciones por las que a veces pasa su hijo, y así tenerle más paciencia, le presento algunos de estos estresores escolares que a veces son inevitables: la carga académica, los exámenes, la falta de tiempo para jugar y relajarse, recibir calificaciones deficientes, realizar intervenciones en el aula que les causan miedo a equivocarse, la presión del tiempo para llegar puntual, la asistencia obligatoria a clases; y si son adolescentes o universitarios, la presión del tren y el recorrer a veces largas distancias para llegar a su centro de estudios, así como la participación en grupos para hacer determinadas tareas.
La realización de exámenes como un evento estresor nos sugiere que estamos en presencia de un evento vital en la vida estudiantil y quizás el detonante del estrés se encuentre asociado a la calidad de desempeño escolar y al nivel elevado de incertidumbre. Por otro lado, la sobrecarga académica como estresor nos sugiere la existencia de un currículo que provoca un cúmulo de actividades docentes que no permite el disfrute de las tareas. De igual manera, la falta de tiempo puede estar asociada al nivel de vida en Japón en donde todo mundo está muy ocupado.Por último, recibir calificaciones deficientes podría estar asociado al sentimiento de fracaso o a la comunicación de noticias desagradables de manera inadecuada, y el miedo a la crítica social.
Una manera de ayudar a nuestros hijos, ya que muchas veces no podemos evitar la presencia de los estresores externos, sería con nuestro amor y comprensión, estar cerca de ellos cuando comienzan las señales de irritabilidad y de cansancio o de enfermedad, buscar ayuda profesional y hablar sin miedo con los profesores de la escuela para saber lo que está pasando. Si nuestros hijos saben y sienten que los queremos y estamos de su parte se sentirán con más confianza para soportar lo que les sucede fuera de la casa. La clave sería Amor y Paciencia.
*La psicóloga Irma Aráuz atiende directamente en el teléfono 090-2553-3307 y en el e-mail consultasairma@live.com.ar.
