200.000 mujeres chinas fueron forzadas a prostituirse por Japón entre 1931 y 1945
La ciudad de Shanghái ha decidido restaurar y convertir en un museo memorial los tres edificios que, entre noviembre de 1931 y agosto de 1945, fueron usados por las tropas de ocupación japonesas como uno de sus establecimientos de prostitución de esclavas sexuales más tristemente conocidos.
Según recoge hoy el diario oficial «Shanghai Daily», se trata del Salón Número 1 (conocido como Salón Daiichi, por su nombre en japonés), una de las 149 llamadas «casas de consolación» que establecieron en la ciudad, entonces un enclave colonial internacional, las tropas japonesas durante su ocupación de China.
Durante esos años, fueron forzadas a la prostitución cerca de 200.000 mujeres chinas, y en el caso del Salón Daiichi esos actos se llevaban a cabo en tres edificios de arquitectura colonial europea del distrito shanghainés de Hongkou, que también sirvió de refugio a cientos de miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Hoy los tres edificios están habitados por 53 familias con más de 250 personas, y dentro de ellos todavía se pueden encontrar algunas puertas de estilo nipón e incluso relieves de madera del Monte Fuji, el emblemático volcán japonés, según cuenta uno de sus actuales inquilinos, Wu Yuzhen, que ha vivido allí 65 de sus 67 años.
«Se ha decidido conservar los edificios para que la gente recuerde la historia, aunque tengan escaso valor arquitectónico o no haya vivido nadie importante en ellos», anunció un responsable de la Comisión de Gestión de Reliquias Culturales de Shanghái, Li Kongsan.
«Es bastante urgente para el país que se construyan memoriales como este para dejar pruebas de los crímenes, ya que la mayoría de las víctimas, llamadas (en la época) ‘mujeres de consolación’, han muerto, y los lugares históricos han sido demolidos», subrayó por su parte el profesor Su Zhiliang, experto en esos casos históricos.
Su, que trabaja para la Universidad Normal de Shanghái, es uno de los principales expertos de China en esclavas sexuales, y en 2007 abrió un archivo en su centro educativo para documentar todos los casos posibles, donde atesora entrevistas grabadas, testimonios escritos y fotografías como pruebas de las supervivientes.
La esclavitud sexual de cientos de miles de mujeres es una herida aún sin cerrar que dejó la ocupación japonesa en toda Asia, junto con matanzas como la de la entonces capital china, Nankín, donde durante seis semanas de 1937 y 1938 sus tropas violaron a decenas de miles de mujeres y asesinaron a entre 150.000 y 340.000 personas. (EFE)
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