La renuncia del ministro de Justicia, último revés para Naoto Kan

Yanagi hizo comentarios que fueron considerados una ofensa para el Congreso.

Por Patricia Souza/EFE

La dimisión del ministro de Justicia de Japón por unas desafortunadas declaraciones complica la gestión del jefe del Gobierno, Naoto Kan, cuya popularidad ha caído por debajo del 30 por ciento tras solo cinco meses en el poder.

La sinceridad le costó hoy el cargo a Minoru Yanagida, quien hace una semana confesó a votantes en su circunscripción de Hiroshima que su trabajo como ministro era «fácil»: solo hay que recordar dos frases en las situaciones comprometidas en la Dieta (Parlamento).

Son «no debo hacer comentarios en casos individuales» y «estoy actuando de forma apropiada de acuerdo a la ley y a las pruebas», comentarios que fueron considerados una burla por muchos diputados.

Aunque hasta ayer insistía en que no dimitiría, Yanagida presentó hoy su renuncia al haberse convertido en un obstáculo para la aprobación del presupuesto extra en el Senado, dominado por un opositor Partido Liberal Demócrata (PLD) que había pedido su cabeza.

Yanagida, de 56 años y que llevaba apenas dos meses como titular de Justicia, dijo que el primer ministro le había convencido de que, por el «bienestar de la población, es preciso que el presupuesto extra sea aprobado lo antes posible por la Dieta».

Ese plan de estímulo, de 4,4 billones de yenes (53.300 millones de dólares, 38.900 millones de euros, ), contiene medidas destinadas a fomentar la demanda interna y fortalecer el tejido empresarial de Japón, con la meta de impulsar su Producto Interior Bruto en un 0,6 por ciento.

El PLD había considerado el «imprudente» comentario de Yanagida, como lo definió él mismo, como una falta de respeto a la Dieta y había amenazado con boicotear el presupuesto y presentar una moción de censura en su contra.

Minoru Yamagida ha sido el primer ministro que dimite del Gabinete reestructurado en septiembre pasado por Kan, quien asumió la jefatura del Gobierno de Japón el 8 de junio tras la repentina dimisión de Yukio Hatoyama.

Kan tiene varios frentes abiertos a nivel interno y en política exterior, con dos recientes rifirrafes territoriales con China y Rusia que le han costado una caída de su popularidad hasta el 26 por ciento, según una encuesta publicada hoy por el diario Mainichi.

Lo llamativo es que el apoyo al Ejecutivo nipón se ha reducido a la mitad en los últimos dos meses, en los que Japón ha mostrado debilidad en el pulso con sus poderosos vecinos.

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, se atrevió a visitar el pasado día 1 las islas Kuriles o Territorios del Norte, cuya soberanía arrebató la URSS a Japón al término de la II Guerra Mundial, mientras Pekín mantuvo en septiembre una fuerte presión hasta que Japón liberó un pesquero chino detenido cerca de las islas Senkaku (Diaoyu en China), también disputadas por ambos.

En el frente interno, el Gobierno se enfrenta a una economía en frágil recuperación, amenazada por una persistente deflación y la apreciación del yen y que, además de perder este año su título de segunda potencia mundial en favor de China, previsiblemente va a estancarse por la caída de la producción y las exportaciones.

Por ello Kan considera prioritaria una rápida aprobación en la Dieta de la ampliación presupuestaria para el actual año fiscal, que concluye en marzo de 2011.

La oposición, que ha demostrado su capacidad de presión con la renuncia de Yanagida, puede retrasar ese plan de estímulo en el Senado, donde tiene mayoría, si bien el presupuesto se aprobaría en cualquier caso con el control gubernamental de la Cámara Baja.

En las filas gobernantes, el ex ministro de Asuntos Financieros Shizuka Kamei criticó la falta de firmeza demostrada por el Ejecutivo ante la oposición mientras el líder del PLD, Sadakazu Tanigaki, definió de «lógica» esa dimisión.

Yanagida se ha unido a una larga lista de ministros japoneses en destacar por su locuacidad en público. En el pasado reciente ha habido casos de políticos que han definido a las mujeres como «máquinas de hacer niños» o a los estadounidenses como «simples».

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