Una multitud de legisladores japoneses está viajando a Taiwán en una tendencia que amenaza con frenar los esfuerzos por reparar los lazos entre Tokio y Pekín. Esta movilización ocurre en un momento de gran tensión, tras el deterioro de las relaciones bilaterales provocado por recientes declaraciones de la primera ministra Sanae Takaichi. Mientras la diplomacia parlamentaria con China se estrecha, los vínculos con Taipéi alcanzan un punto máximo impulsados por figuras de alto rango del Partido Liberal Democrático (PLD).
Koichi Hagiuda, secretario general en funciones del PLD, se reunió recientemente con el presidente taiwanés Lai Ching-te, a quien describió a Taiwán como un socio y amigo crucial con el que Japón comparte valores universales. A él se han sumado otros nombres influyentes como el exministro de Justicia Keisuke Suzuki y Akihisa Nagashima, exasesor de la primera ministra, quienes mantuvieron encuentros con Lai y la expresidenta Tsai Ing-wen. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán estima que unos 30 parlamentarios nipones visitarán la isla durante el periodo de Año Nuevo.
Aunque Japón no mantiene relaciones diplomáticas formales con Taiwán, utiliza canales como el Consejo Consultivo de Miembros de la Dieta Japón-ROC para fortalecer estos lazos. El gabinete de Takaichi destaca por contar con numerosos miembros pro-Taiwán, incluyendo al Jefe del Gabinete, Minoru Kihara, y al presidente del Comité de Estrategia Electoral, Keiji Furuya. La propia Takaichi visitó la isla en abril, antes de asumir su cargo actual, consolidando una postura que Pekín observa con creciente hostilidad.
El panorama con China es radicalmente distinto y se enfrenta a un futuro incierto. A pesar de que Takaichi y Xi Jinping confirmaron inicialmente la promoción de una relación estratégica recíproca en octubre, todo cambió en noviembre. La primera ministra afirmó ante el parlamento que una emergencia en Taiwán podría representar una «situación de amenaza para la supervivencia» de Japón. Pekín respondió furioso, incrementando la presión económica y recomendando a sus ciudadanos evitar viajar al archipiélago nipón.
Esta crisis ha oscurecido la diplomacia parlamentaria, tradicionalmente el canal principal entre ambos países. Grupos de amistad liderados por figuras como Yuko Obuchi y Hiroshi Moriyama intentan explorar vías de mejora, pero las posibilidades de diálogo directo parecen agotadas por ahora. Moriyama, quien fue clave para reanudar las importaciones de productos marinos japoneses, es visto ahora fuera de la corriente principal del gobierno. Como señaló un ejecutivo del grupo de amistad, el diálogo entre Japón y China probablemente será imposible durante algún tiempo. (RI/AG/IP/)
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