Una mujer de 75 años, residente en Ami-machi, prefectura de Ibaraki, se declaró culpable ante el Tribunal de Distrito de Mito, Sucursal Tsuchiura. por el delito de ocultación de un cadáver (Shitai Iki-zai) tras haber escondido el cuerpo de su hija en un congelador de su casa durante dos décadas.
La acusada reveló ante el tribunal que el asesinato de su hija fue cometido por su marido, ya fallecido, y confesó sentir remordimiento diario. «Pensaba todos los días que le había fallado a mi hija», declaró.
20 AÑOS OCULTANDO EL CADÁVER
Según la declaración inicial de la fiscalía, los hechos se remontan al 16 de julio de 2005. La acusada regresó de su trabajo a tiempo parcial y encontró a su hija muerta en la sala de estar de su casa.
Su esposo, quien también vivía allí, le dijo: «Yo maté a nuestra hija». La mujer procedió a esconder el cuerpo en un armario (Oshiire) en el segundo piso.
Pocos días después, la pareja compró un congelador. Tras introducir el cuerpo junto con hojas de shiso (albahaca japonesa) para enmascarar el olor, la mujer se aseguró semanalmente de que el electrodoméstico siguiera funcionando correctamente durante los 20 años siguientes.
SILENCIO FORZADO
El secreto se rompió el 19 de septiembre de este año, tras la muerte de su marido. Al discutir la herencia con su hijo mayor, este le preguntó sobre el paradero de la hermana desaparecida. La mujer, al ser confrontada, confesó el crimen y se entregó a la policía el 23 de septiembre.
Durante el interrogatorio, la acusada, entre sollozos, repitió sus disculpas a la víctima. Explicó que había considerado entregarse muchas veces, pero su marido la amenazó, mientras que su suegra, que también vivía en la casa, le dijo que «se ahorcaría» si lo hacía. Esto la obligó a guardar silencio.
La mujer testificó que, aunque nunca abrió el congelador en 20 años, ella y su esposo ponían ofrendas diariamente a la víctima. El abogado de la defensa indicó a la prensa que, al parecer, el trasfondo del crimen fue un problema económico familiar (Kin sen Toraburu).
ARGUMENTOS FINALES
La fiscalía solicitó una pena de un año de prisión, calificando el móvil de la ocultación —el temor a que se descubriera el asesinato— como «extremadamente egoísta e irresponsable» y exigiendo una pena de cárcel efectiva.
Por su parte, la defensa argumentó que la acusada ha reflexionado «más que suficiente» y existe un amplio margen de piedad. El abogado solicitó una pena de suspensión de la ejecución de la pena, alegando que el riesgo de reincidencia es nulo.
El juicio concluyó ayer mismo y la sentencia final se dictará el próximo 18 de diciembre. (RI/AG/IP/)
Descubre más desde International Press - Noticias de Japón en español
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.










