Una encuesta reciente revela cuántos japoneses casados viven —o vivieron— una doble vida sentimental, y qué tan lejos están dispuestos a llegar para mantenerla en secreto.
La empresa japonesa Links, con sede en Tokio, llevó a cabo una investigación reveladora sobre el fenómeno de las relaciones extramaritales en Japón. A través de una encuesta online realizada el 3 de febrero de 2025, se consultó a 3.000 personas casadas, entre 20 y 59 años, de todo el país (1.420 hombres y 1.580 mujeres).
El resultado más impactante: el 53 % dijo haber sido sospechado por su pareja, y el 26 % confesó que su infidelidad fue descubierta. Solo un 21 % afirmó no haber sido nunca detectado ni levantado sospechas. Es decir, más de la mitad ha sido puesta en la mira por su propia familia.
Pero la pregunta más incómoda vino después: ¿cómo creen que podrían dejar una relación extramarital? Entre quienes nunca fueron descubiertos (21 personas), la respuesta más común fue: “Si pudiera cortar toda forma de contacto con la otra persona”, “Si mis hijos se enteraran” y “Si mi pareja se enterara”.
MÁS COMÚN DE LO QUE PARECE
A la pregunta directa: “¿Has tenido una relación extramarital?”, el 10,4 % respondió que actualmente la mantiene y un 18,17 % dijo haberla tenido en el pasado. Es decir, casi uno de cada tres encuestados confesó haber vivido un amor fuera del matrimonio.
Por edad, los datos muestran una tendencia clara: Los más activos actualmente son los adultos en sus 20 años (14,96 %) y los que más lo hicieron en el pasado son los mayores de 50 (21,15 %).
El fenómeno, lejos de ser un tabú aislado, parece estar más presente de lo que se admite públicamente.
DÓNDE SUELEN REUNIRSE
Entre quienes reconocieron tener —o haber tenido— una relación extramarital (857 personas: 540 hombres y 317 mujeres), se les preguntó dónde solían encontrarse con sus parejas en secreto. Las respuestas muestran una mezcla entre pragmatismo, riesgo y necesidad de ocultarse.
Los lugares más mencionados fueron:
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El coche o durante un paseo en auto (405 personas)
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Hoteles (370 personas)
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La casa de uno de los involucrados (197 personas)
En testimonios libres, los participantes también citaron sitios como bares, cafés, restaurantes, y hasta la oficina. Una mujer de 54 años dijo: “Nos veíamos en izakayas”. Otra de 50 comentó: “Después del trabajo, íbamos a tomar algo como si fuera cualquier colega”.
Pero lo más inquietante, según los analistas de Links, es el alto número de parejas que se encuentran en lugares de alto riesgo de ser descubiertos, como el propio hogar o el lugar de trabajo. “El coche es popular por su privacidad móvil. Pero encontrarse en casa o en la oficina revela una mezcla peligrosa de rutina, necesidad y adrenalina”, comentó Links.
En resumen, las relaciones extramaritales, lejos de ser solo una aventura pasional, parecen responder también a patrones de comportamiento repetidos, espacios aprovechados por conveniencia, y un trasfondo emocional que muchas veces va más allá del simple deseo. (RI/AG/IP/)
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