
Japón ha registrado un notable aumento en los casos de tos ferina, una enfermedad bacteriana que afecta principalmente a los niños, y que en los más pequeños puede tener consecuencias graves. Según datos del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas, la semana que finalizó el 9 de marzo contabilizaron 482 casos, la cifra más alta desde que se inició el registro en 2018. La mayor preocupación recae en los lactantes, cuya salud se ve seriamente amenazada si contraen la enfermedad.
La tos ferina se caracteriza por una tos intensa y persistente, y es especialmente peligrosa para los bebés menores de seis meses. En lugar de la tos habitual, los lactantes pueden sufrir episodios de apnea, durante los cuales dejan de respirar, lo que pone en riesgo su vida. Además, la enfermedad puede derivar en complicaciones graves como neumonía o encefalopatía.
Entre las regiones con mayor número de casos se encuentran Osaka (43), Niigata (39), Miyazaki (33), Hyogo (31) y Okinawa (27). Este aumento ha llevado a los expertos a recomendar que las familias, especialmente aquellas con bebés en camino o recién nacidos, tomen medidas preventivas, como la vacunación.
El profesor Akihiko Saito, de la Universidad de Niigata, destacó que el número real de casos podría ser aún mayor, ya que muchos niños con tos crónica no han buscado atención médica. Saito subrayó la eficacia de la vacunación, aunque recordó que la protección proporcionada por las vacunas en Japón disminuye después de 4 a 7 años. Por ello, instó a los hogares con bebés o que estén por recibir a uno, a considerar una vacunación de refuerzo.
La tos ferina sigue siendo una amenaza considerable para la salud infantil a pesar de ser prevenible mediante vacunación. Las autoridades continúan haciendo un llamado a la prevención, no solo a través de la vacunación, sino también promoviendo el uso de mascarillas para evitar la propagación de la enfermedad. (International Press)
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