Desde el próximo año fiscal, que comienza en abril, la Agencia de Servicios de Inmigración de Japón pondrá en marcha, a modo de prueba, un sistema de “prechequeo” de los visitantes extranjeros.
Estos serán sometidos a control por parte de las autoridades japonesas no solo a su llegada al país, sino también desde sus lugares de procedencia, antes de abordar sus vuelos a territorio japonés, explica NHK.
Las aerolíneas en las cuales viajarán los extranjeros suministrarán a los funcionarios de inmigración japoneses datos de aquellos cuyo destino sea Japón.
Los japoneses cotejarán la información recibida con una base de datos.
Si los viajeros extranjeros están sindicados como terroristas, han cumplido una pena de prisión de un año o más (en Japón u otro países) o han permanecido de manera ilegal en Japón, se les podría prohibir el ingreso al país.
Los funcionarios de inmigración japoneses avisarán a los aerolíneas, que decidirán si permiten que los viajeros señalados suban a sus aviones.
Con el nuevo sistema, que ya se aplica en países como Estados Unidos y Corea del Sur, Japón busca, además de impedir el ingreso de terroristas, aligerar los controles de inmigración.
Tras la abolición de las restricciones por la pandemia, está creciendo el número de visitantes extranjeros en Japón (25,8 millones en 2023).
Debido a ello, se producen congestiones durante los controles de inmigración en los aeropuertos. (International Press)