Un hombre, recluido en una prisión en la ciudad de Fukushima, con un fuerte problema visual (con una visión de 20/200), no pudo usar sus gafas durante alrededor de dos meses debido a sus “marcos gruesos”.
El grosor superaba por un milímetro el tamaño permitido según las normas de la prisión, revela Mainichi Shimbun.
El Colegio de Abogados de Fukushima anunció esta semana que envió una carta a la prisión en la que alega que privar de sus anteojos al hombre fue una violación de sus derechos humanos.
Sin gafas, el recluso tuvo serias dificultades para realizar actividades cotidianas.
El hombre acudió al colegio de abogados en busca de ayuda. Asimismo, presentó una queja ante el Ministerio de Justicia, que reconoció la validez de su reclamo.
Un portavoz de la prisión de Fukushima se mostró receptivo con respecto a la solicitud del colegio de abogados, que -dijo- tendrán en consideración para tratar de manera “adecuada” el asunto. (International Press)