El robo y asesinato de Kinuyo Oshio, una mujer de 90 años, en su casa en Tokio el 19 de enero, conmocionó a la sociedad japonesa por la violencia de un crimen inusual en el país.
El miércoles, la policía arrestó a cuatro hombres por los delitos: Hiroyuki Nomura, de 52 años, Shogo Fukushima (34), Rikuto Nagata (21) y un estudiante universitario de 19 años cuya identidad se mantiene en reserva.
Nomura, Nagata y el estudiante irrumpieron en la casa de Oshio cuando estaba sola (sus familiares habían salido a trabajar), le robaron tres relojes de lujo y un anillo de diamantes, y la mataron a golpes.
Fukushima fue cómplice al alquilar dos coches un día antes.
Más adelante, la policía halló los automóviles, en uno de los cuales estaba un teléfono con mensajes con instrucciones enviadas por “Kim” a través de Telegram.
“Kim” era uno de los seudónimos usados por los cuatro delincuentes japoneses que hace poco fueron deportados de Filipinas, desde donde dirigieron una red de estafas a ancianos, así como robos como el perpetrado en la casa de Oshio.
El cuarteto estaría involucrado en al menos menos 20 robos en casas en varias prefecturas de Japón. (International Press)