Muchas veces…que no siempre, La vida da oportunidades que pueden ser las profundas y abismales diferencias, entre lo grandioso y lo banal.
A partir del primero de enero del 2023, Luiz Inácio Lula Da Silva, será juramentado por tercera vez, como Presidente de Brasil, el más grande país Latinoamericano.
Tener esta tercera oportunidad, le abre a Lula la compuerta ancha de la historia, para escribir su nombre, con su ejemplo, abnegación, pulcritud y dignidad, con letras de oro en el sagrado libro de la inmortalidad.
Lula ha pautado, groso modo y en las propuestas que le sirvieron de base, a su campaña electoral, las grandes líneas de lo que será su Programa de Gobierno.
En su primera visita a la capital Brasileña luego de las elecciones y, de hacer una ronda a las actuales autoridades del congreso y del poder judicial, el pasado lunes 9 de noviembre, prometió recuperar la armonía de las instituciones estatales. Dijo que “Es posible recuperar la armonía entre los poderes, recuperar la normalidad de las instituciones brasileras, que fueron violentadas por el lenguaje no siempre recomendable de algunas autoridades ligadas al gobierno”.
Sin lugar a dudas y contrario a Bolsonaro, el tema de la Amazonia estará en primer orden y suponemos que hará todo cuanto haya que hacer para, en primer lugar detener la loca carrera de exterminio y en segundo lugar, tendrá que hacer grandes inversiones económicas para rescatar millones de hectáreas perdidas, por las irracionales conductas de los ‘bolsonaros’ y los empresarios y políticos que devastan con sañas y ansias económicas, ese pulmón de la naturaleza del mundo.
A lo largo de su campaña electoral insistió en alejarse lo más que pudo de Bolsonaro, destacando que en las elecciones “Brasil tendrá que elegir entre restablecer la democracia o permanecer en la barbarie”.
Pero dónde Lula tendrá la oportunidad de crecerse frente a todo el Continente Americano y el mundo será en las ejecuciones de su gobierno.
Tendrá que retomar allí donde dejó su gobierno la economía brasileña; hacer denodados esfuerzos para reincorporarla, por las sendas del desarrollo y del progreso e intentar volver a darle los interesantes números alcanzados, durante sus anteriores mandatos.
En su reciente intervención en el congreso dijo que: “…jamás pensé que el hambre volvería al país” y enfatizando que: “Su misión estará cumplida, si cada ciudadano vuelve a desayunar, almorzar y cenar cada día”.
Lula lleno de emoción y hasta con lágrimas en los ojos matizó que: “Jamás imaginamos que el hambre volvería y que afectaría, como ocurre hoy, a unos 33 millones de brasileños”. Dijo que: “…esa promesa de que todos los brasileños puedan comer todos los días la hizo ya hacen dos décadas, el 1 de enero del 2003, cuando asumí el poder por primera vez”.
Brasil puede y debe dar un “gran salto adelante” y colocarse a la cabeza de la investigación y experimentación científica, en la innovación y el emprendimiento en Latinoamérica, en alianza con Estados Unidos, Canadá, Europa, China, La India, Japón y los demás países del mundo desarrollado.
Los capitales y la tecnología brasileños, deben encabezar el esfuerzo redentor de todo el continente latinoamericano.
Tendrá sobre todo que convencer al mundo de que es un gobierno pulcro y decente, dispuesto a hacer los mayores sacrificios, en aras de acometer nuevas y esperanzadoras hazañas económicas, políticas, científicas y culturales.
Tendrá que ponerse al frente de la corriente progresista latinoamericana, demostrando que se pueden realizar las grandes promesas en beneficio de los pueblos, sin necesidad de cerrar la oportunidad de mantener unas fraternas y cálidas relaciones con los Estados Unidos y Canadá.
Pero también, mantener la firmeza y la dignidad para seguir avanzando las relaciones con China; aumentar el intercambio comercial, científico, cultural con La India, Rusia, Japón, Singapur y con todo el mundo.
Tendrá que tomar distancia de esa “izquierda” de verbo muy radical, añejada y falta de nutrientes y acercarse más a la izquierda socialdemócrata, al estilo de los partidos socialdemócratas europeos como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Socialista de Francia (PSF), para poder avanzar junto a todos los que podrían ayudarlos.
Cuba, Venezuela y Nicaragua, son ejemplos negativos de los cuales tendrá que cuidarse y tomar distancia, para no enfermar y dañar toda la redención que él simboliza y puede significar.
Tendrá que esmerarse en el manejo de las diferentes fuerzas políticas, sobre todo por lo dividido que quedará el poder, a partir del momento que se juramente como Presidente de Brasil, para no dar oportunidad a la sedición y la conspiración que estarán presentes, desde el primer día de su gobierno.
Brasil, bajo la nueva dirección de Lula, puede convertirse en el nuevo faro que habrá de incendiar las llamas de la prosperidad y el progreso de toda América Latina.
Al final valen más y permanecen por la eternidad, los hechos que las palabras.