Una septuagenaria que reside en la prefectura de Kanagawa llevaba una vida feliz hasta hace poco.
Vive con su esposo jubilado y su hija menor. La mayor tiene su propia familia.
Su plácida existencia comenzó a oscurecerse por la aparición repentina del recuerdo de un incidente que tuvo lugar hace unos 40 años: un intento de robo en una tienda.
El incidente la avergüenza hasta el extremo de que siente que está enloqueciendo.
En una carta dirigida a Yomiuri Shimbun en busca de consejo, la anciana cuenta que en aquella época su esposo vivía dedicado al trabajo y que llegaba a casa después de la medianoche todos los días.
La mujer criaba sola a sus dos hijas y eso, a veces, la enojaba. “Me preguntaba por qué solo yo tenía que sufrir tanto”, dice.
En esas circunstancias, un día fue de compras y, sin ser consciente de lo que estaba haciendo, tomó un artículo e intentó salir de la tienda sin pagarlo.
Un empleado se dio cuenta y la obligó a escribir una carta de disculpa antes de dejarla ir.
La mujer nunca le he contado a nadie sobre el robo frustrado, un hecho vergonzoso enterrado en su memoria y que de pronto resucitó, con tanta fuerza que piensa en él todos los días. La anciana no sabe qué hacer.
La escritora Megumi Hisada le responde a través de Yomiuri:
“Creo que precisamente debido a su naturaleza honesta y trabajadora, cometió un acto indebido inconscientemente después de haber sido arrinconada por un estrés excesivo. Quería escapar del dolor mental aunque solo fuera por un instante. Debe haber estado sufriendo mucho”.
Pero el tema ya está resuelto. “Ya pagó el precio de su error”, dice.
Los sufrimientos y las penurias que la empujaron a perpetrar un delito ya quedaron atrás. “Ahora es el momento de disfrutar”, dice la escritora. “¿Cuál es el significado de la vida a menos que pueda disfrutarla? No deje que su pasado afecte su futuro”, le aconseja. (International Press)
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