Koji Kobayashi, un agricultor que cultiva mostaza y espinaca en la prefectura de Ibaraki, posee una granja que emplea a alrededor de diez aprendices de Indonesia y Vietnam.
El japonés está satisfecho con el trabajo de los extranjeros: trabajan con entusiasmo, aprenden rápido y están en buena forma física.
Este año tenía previsto contratar a tres extranjeros más, pero debido a los controles fronterizos impuestos por el gobierno de Japón por la pandemia de coronavirus, ninguno ha podido aterrizar en el país.
Después de casi un año de espera, revela Kobayashi a Yomiuri Shimbun, se alegró cuando a principios de noviembre el gobierno flexibilizó las restricciones de ingreso al país.
Sin embargo, poco después el gobierno endureció los controles fronterizos ante la aparición de la variante ómicron.
Kobayashi está decepcionado. La situación empeorará a principios de 2022, cuando dos de sus empleados extranjeros deberán dejar la granja. Será difícil mantener el ritmo sin ellos.
La agricultura es una de las industrias que sufren una fuerte escasez de mano de obra en Japón y que dependen en gran medida de los extranjeros. El cuidado de personas es otra.
En un hogar para ancianos en la prefectura de Saitama, esperaban el arribo de una mujer de Mongolia, calificada para desempeñarse como helper (cuidador), para cubrir la falta de personal.
Las restricciones, sin embargo, han impedido su ingreso a Japón. ¿Cómo se las arreglarán sin ella? “No tenemos idea de lo que nos depara el futuro”, confiesa a Yomiuri el vocero del hogar.
Algunas empresas están cerrando debido a la falta de mano de obra extranjera.
En Tokio, NBC Kyodo Kumiai, una agencia en Tokio que envía personal extranjero a alrededor de 200 compañías, casi no ha tenido aprendices este año. Empresas con las que tiene relación temen no poder operar sus fábricas por la escasez de trabajadores.
Para esta agencia, el gobierno de Japón debería tomar una decisión sobre la base de circunstancias individuales (por ejemplo, permitir el ingreso de personas vacunadas), en lugar de negar la entrada de forma generalizada “simplemente porque son extranjeros”.
Hasta octubre, había aproximadamente 111.200 aprendices extranjeros en lista de espera para ingresar a Japón. (International Press)
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