El año pasado, el gobierno de Japón otorgó 100.000 yenes (958 dólares) en ayuda a los ciudadanos del país para mitigar el impacto del coronavirus.
La medida excepcional podría convertirse en permanente a través de una renta básica universal, propuesta por el asesor económico del primer ministro Yoshihide Suga y profesor emérito de la Universidad de Keio, Heizo Takenaka.
La renta básica universal se ha experimentado en otros países y consiste en la entrega de una suma mensual a todos los ciudadanos sin ninguna condición, al margen de sus ingresos o situación.
La propuesta de Takenaka ha llamado la atención en Japón, generando debates sobre su viabilidad.
¿Qué propone el asesor de Suga? Proporcionar 70.000 yenes (671 dólares) mensuales a cada ciudadano, según Kyodo.
¿Cómo se financiaría el programa? Mediante una reasignación de parte del presupuesto público de pensiones y seguridad social.
El experto sostiene que el pago de 70.000 yenes por persona no representaría una gran carga financiera para el Estado,“puesto que puede financiarse con parte del gasto de seguridad social que ya no será necesario».
Las personas con dificultades financieras podrían recibir más dinero.
Takenaka considera que el pago en efectivo contribuiría a fomentar el espíritu empresarial y ayudaría a quienes pierden sus trabajos debido a la transformación digital, acelerada durante la pandemia.
El experto aún no ha presentado una propuesta formal a Suga, pero espera que el programa se lance en cuatro o cinco años.
La idea encuentra acogida en el profesor de economía de la Univerdad de Komazawa, Tomohiro Inoue, quien opina que la renta básica universal podría ser necesaria para enfrentar las crecientes disparidades económicas a medida que progresa la inteligencia artificial y los trabajos se digitalizan.
Otros especialistas son escépticos con respecto a la aceptación del público de un sistema que causaría que los programas de bienestar social existentes se redujeran.
El economista del Instituto de Investigación de Daiwa, Keiji Kanda, subraya que el gobierno debe, primero, reformar los sistemas de seguridad social existentes si quiere introducir una renta básica universal.
Kanda considera que sin una reforma, el gobierno tendría que elevar de manera masiva los impuestos, y que no sería fácil conseguir que la población aceptara la propuesta.
Por otro lado, si bien los 70 mil yenes serían un complemento a los ingresos de las personas, en el caso de las personas pobres y sin empleo el monto no alcanzaría para cubrir las necesidades básicas (aunque el asesor Takenaka desliza que el monto de la renta en el caso de los pobres sería mayor). (International Press)
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