“Este lugar nos hace más conscientes del dolor y el horror que los seres humanos somos capaces de infligirnos”. Con estas palabras, el papa Francisco comenzó su mensaje antinuclear en el Parque del Hipocentro de la Bomba Atómica de Nagasaki el domingo.
El papa se refirió al “indescriptible horror” sufrido por las víctimas de la bomba atómica en 1945 y “las catastróficas consecuencias humanitarias y ambientales de un ataque nuclear”.
El religioso argentino denunció la carrera armamentista.
“En el mundo de hoy, en el que millones de niños y familias viven en condiciones infrahumanas, el dinero que se gasta y las fortunas que se ganan en la fabricación, modernización, mantenimiento y venta de armas, cada vez más destructivas, son un atentado continuo que clama al cielo”.
«Un mundo en paz, libre de armas nucleares, es la aspiración de millones de hombres y mujeres en todas partes», dijo el papa en español.
Para que eso sea posible, Francisco dijo que se requiere la contribución de todos: personas, comunidades religiosas y sociedad civil, estados que poseen armas nucleares y aquellos que no, sectores militares y privados, y organizaciones internacionales.
El papa enfatizó que la Iglesia Católica está “irrevocablemente comprometida” en la promoción de la paz entre los pueblos, “un deber al que se siente obligada ante Dios y todos los hombres y mujeres de esta Tierra”.
La Iglesia, añadió, nunca debe cansarse de trabajar en el apoyo a los instrumentos legales de desarme nuclear, incluido el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, que Japón, bajo el paraguas nuclear de Estaados Unidos, no ha suscrito.
“Un mundo sin armas nucleares es posible y necesario”, subrayó el papa en su segundo día de visita en Japón, donde permanecerá hasta el martes. (International Press)
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