En noviembre de 2015, Naoko Nakashima, una estudiante de 15 años que residía en la ciudad de Toride, prefectura de Ibaraki, se suicidó.
La adolescente dejó una nota en la que escribió que no quería ser víctima de bullying.
Casi cuatro años después, un comité de investigación del gobierno de Ibaraki reconoció que hubo relación entre el ijime y el suicidio, informó la NHK.
Es posible asumir que la chica no se habría quitado la vida si no hubiera sido víctima de bullying, concluyó.
¿Por qué tardó tanto la investigación?
Porque la junta educativa de la ciudad manejó mal el asunto. Primero evaluó el caso y dijo que la menor no sufría ijime. Después formó un panel de investigación independiente a pedido de los padres.
Sin embargo, cuando el grupo de investigación se estaba poniendo en marcha, la junta decidió que el caso de Naoko no calificaba como un grave caso de bullying. Más adelante, se retractó. Todo mal.
El gobierno de Ibaraki decidió entonces tomar cartas en el asunto y formó un comité de investigación, que entrevistó a la familia de la víctima y a sus compañeros de clases, entre otras personas relacionadas.
El comité halló que le escribían cosas ofensivas o la rechazaban en clases.
El día en que se quitó la vida, la víctima fue responsabilizada por un profesor, de manera injusta, por la rotura de un vidrio con otro estudiante. El incidente influyó en su suicidio.
La investigación de la prefectura no olvidó a la junta educativa local, a la que criticó por su mal manejo del caso.
El padre de la chica dijo que ha tomado demasiado tiempo reconocer lo obvio. Sin embargo, valoró la investigación de la prefectura. (International Press)
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