El 11 de septiembre de 2018, los cuerpos de Shizue Udagawa, una mujer de 90 años, y su hija Yoko de 66, fueron encontrados dentro de un coche en un estacionamiento en la ciudad de Nikko, prefectura de Tochigi.
Sus narices y bocas estaban cubiertas con plástico. Las mujeres habían muerto asfixiadas un día antes.
El hijo y hermano de las víctimas, Minoru Udagawa, un hombre de 61 años, estaba en el asiento de conductor, sangrando por el cuello. Udagawa había intentado suicidarse después de asesinarlas.
Esta semana se inició el juicio al hombre en el Tribunal de Distrito de Utsunomiya, informó Japan Today.
Udagawa se ha declarado culpable. Antes de matarlas les suministró píldoras para dormir.
El hombre declaró en el juicio que estaba cansado de cuidar a su madre y su hermana, ambas enfermas. La situación financiera de la familia era mala, añadió.
Los Udagawa vivían en la ciudad de Kasukabe, prefectura de Saitama. (International Press)
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