“Un líder carismático, un duro recortador de costes, un dictador”. Kyodo usa estos términos para describir las diversas facetas del controvertido expresidente de Nissan, Carlos Ghosn, recogiendo testimonios de gente que ha trabajado con él.
«Fue un excelente gerente», dice un ex director general, destacando las drásticas reformas emprendidas por Ghosn para reflotar a Nissan, al que se incorporó en 1999.
El hombre califica como “revolucionarios” los cambios introducidos por Ghosn: la reforma de la “cultura corporativa sectaria” y la realización de proyectos de manera transversal.
“Muchas empresas adoptaron los métodos de reforma de Nissan», subraya.
Un exejecutivo de Nissan recuerda que Ghosn y sus subalternos “trabajaban desesperadamente en el renacimiento” (de la empresa).
Otros creen que la situación se debe en parte a los poderes excesivos que le dieron al ejecutivo francobrasileño.
Sus críticos recuerdan su reputación de duro por cerrar fábricas y recortar puestos de trabajo, medidas controvertidas en un país donde el empleo vitalicio ha formado parte de su cultura laboral.
Un exejecutivo de ventas apunta que Ghosn, a diferencia de sus antecesores, no tenía reparos para despedir a empleados y que estaba “obsesionado” con sus propias gratificaciones.
«Es el tipo de persona que teme las críticas en un grado extremo», añade.
Otro ex ejecutivo no se anda con medias tintas: «En parte, somos responsables del crecimiento del dictador llamado Ghosn».
«Todo el dinero y la administración personal estaban bajo el control de Ghosn», cuenta un directivo de alto rango, que dice que Nissan no tuvo más opción que contactarse con la fiscalía para exponer las irregularidades del ejecutivo dado el gran poder que tenía dentro de la compañía japonesa. (International Press)
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