“La mayoría de detenidos en centros de inmigración en Japón no son delincuentes, solo quieren trabajar”

Centro de inmigración de Ibaraki (foto ameblo.jp)

Takafumi Kudo dirige la secretaría de la Asociación de Libertad Provisional en Japón, una organización que ayuda a extranjeros sin visa que son liberados provisionalmente tras haber estado detenidos en instalaciones de inmigración.

Gracias a un amigo, conoció la realidad del centro de detención de Ushiku, en la prefectura de Ibaraki, donde son recluidos extranjeros cuya deportación persiguen las autoridades de inmigración.


En declaraciones que recoge Japan Times, Kudo afirma:

“Cuanto más me reunía con los detenidos, más me daba cuenta de cuán realmente miserables son sus condiciones de vida. Aquellos que están detenidos por muchos años acaban experimentando algún tipo de sufrimiento mental, además del daño a su salud física. Algunos intentan suicidarse”.

Luego agrega:


“La mayoría de ellos no son delincuentes, solo quieren trabajar en un país diferente. Muchos han solicitado el estatus de refugiado y enfrentan serios peligros en sus países de origen. Sin embargo, aquí son tratados como delincuentes, privados de libertad y deportados”.

Descubrir su realidad fue un shock para él. “No podía creer que estuviera ocurriendo en el Japón contemporáneo”, afirma.

Que la situación de los extranjeros detenidos tenga más cobertura de los medios es positivo, pero Kudo considera que esta debe ser mucho más grande. “Quiero que la mayor cantidad posible de personas conozca sobre los centros de detención de inmigrantes”.


Con respecto al plan del gobierno de Japón para ampliar la fuerza laboral extranjera, dice que “el gobierno aparentemente no ha aprendido nada. No le importan para nada los detenidos en los centros de inmigración”.

Kudo sostiene que antes de crear un nuevo programa para admitir a más trabajadores extranjeros, Japón debe hacer frente a las violaciones de derechos humanos que sufren los detenidos.

El activista recuerda cómo era la situación a fines del siglo pasado.

“En la década de 1990, Japón necesitaba mano de obra barata y muchos extranjeros trabajaban aquí, con la policía e inmigración haciéndose la vista gorda cuando no tenían visa. No se hizo ningún esfuerzo para otorgarles visas o regularizar su estancia en Japón, motivo por el cual muchos de ellos terminaron en los centros de detención. Japón debería otorgarles visas especiales”. (International Press)

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