Yuto Morita, un estudiante universitario de 19 años, sale de una estación de tren para dirigirse a su casa en la ciudad de Takarazuka, prefectura de Hyogo. Llueve mucho y el viento sopla con fuerza.
El estudiante saca su paraguas para guarecerse cuando se da cuenta de que delante de una tienda, cerca de la estación, una niña busca refugio.
Yuto se acerca a la niña y le da su paraguas para que se proteja y pueda retornar a su casa. El joven sigue su camino, sin paraguas y a merced de la lluvia y el viento, cuando de pronto nota que la niña lo está siguiendo.
La menor, que tiene doce años, le cuenta entre lágrimas que no puede ir a su casa porque le tiene miedo a su papá.
Yuto le dice que llame a la policía, pero la niña no quiere. El universitario llama entonces a una compañera de estudios en busca de apoyo.
Los tres se encuentran en casa de Yuto. La niña les cuenta que su papá le pega. Una vez le dio un puñetazo en la cara y ella tuvo que usar una mascarilla. Por eso, la niña intenta salir de su casa antes de que su padre despierte y llegar cuando él ya está dormido.
Hablar le hace bien a la niña. Incluso a veces sonríe. Finalmente, tras dos horas de conversación, Yuto logra convencer a la menor de que busque la ayuda de la policía.
La policía logra quitarle la custodia de la niña al papá. Ahora ella vive bajo la protección de las autoridades locales, lejos de su abusivo padre.
Esta historia, recogida por los sitios Yahoo! Japan y SoraNews24 y que ocurrió el 2 de junio, muestra cómo un sencillo gesto de amabilidad, en apariencia trivial, le cambió la vida a una niña que, conmovida por la generosidad de un desconocido, decidió abrirle su corazón.
La buena acción de Yuto fue reconocida por la policía de Takarazuka con una carta de agradecimiento. Durante la ceremonia, el estudiante expresó su deseo de que la niña “pueda vivir feliz de ahora en adelante” y reveló que aspira a convertirse en un policía. Sin duda será un muy buen policía. (International Press)
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