El primer ministro japonés, Shinzo Abe, y el presidente de EE.UU., Donald Trump, coincidieron hoy en que Corea del Norte ha entrado en una «una nueva fase de amenaza» tras lanzar el lunes cuatro misiles balísticos que cayeron cerca de la costa de Japón.
Ambos líderes mantuvieron una conversación telefónica a primera hora en la que coincidieron en que los actos de Pyongyang confirman la entrada «en una nueva fase de amenaza» y suponen un «acto provocador» y una «clara violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU», según explicó Abe tras la conferencia.
«Trump me ha dicho que Estados Unidos está con Japón al cien por cien y me ha pedido que transmita este mensaje al pueblo japonés», detalló el primer ministro en declaraciones a los medios.
El último lanzamiento «es un claro desafío a la región y a la comunidad internacional», expuso Abe, quien mostró la disposición del país asiático a potenciar su colaboración con el norteamericano.
Por su parte, la ministra de Defensa, Tomomi Inada, mantuvo un diálogo telefónico con su homólogo estadounidense, James Mattis, a quien expresó que los «reiterados actos provocativos» de Pyongyang son «inadmisibles», informó el ministerio nipón en un comunicado.
Los titulares de Defensa coincidieron en la necesidad de seguir intercambiando información a distintos niveles para la adopción de futuras medidas conjuntas.
Inada, quien sostuvo otro coloquio con el ministro surcoreano de Defensa, Han Min-koo, acordó con ambos fortalecer la cooperación entre Tokio, Washington y Seúl para lidiar con Pyongyang.
Corea del Norte calificó hoy de éxito el lanzamiento de la víspera y señaló que se trataba de un ensayo para «alcanzar las bases de las fuerzas estadounidenses de agresión imperialista en Japón».
Los proyectiles, que los expertos consideran que podrían haber sido de corto o medio alcance, recorrieron unos 1.000 kilómetros antes de caer al mar en aguas de la Zona Económica Especial (EEZ) de Japón, un espacio que se extiende a unos 370 kilómetros desde las costas niponas.
El propio líder norcoreano, Kim Jong-un, supervisó las maniobras y ordenó a las unidades pertinentes «estar plenamente preparadas para abrir fuego contra los enemigos», según detalló la agencia estatal norcoreana KCNA.
El nuevo lanzamiento generó la condena de la comunidad internacional, e incluso China, lo más parecido a un aliado que tiene el régimen norcoreano, dijo que era una violación de las resoluciones de la ONU, activadas para castigar a Pyongyang por anteriores pruebas armamentísticas.
El de este lunes fue el segundo lanzamiento, después del llevado a cabo el 12 de febrero, que Corea del Norte realiza en lo que va de año y desde la llegada al poder del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el 20 de enero. (EFE)
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