La muerte no es la respuesta. Ese es el mensaje que un niño de 13 años de Fukushima que fue víctima de ijime en una escuela de Yokohama quiere transmitir a otros estudiantes que sufren el maltrato de sus compañeros de estudios.
«Hay adultos que definitivamente estarán allí para ayudar. Es doloroso, pero por favor no elijan morir», dijo el chico a través de un mensaje transmitido por sus padres durante una conferencia de prensa en Yokohama, informó Kyodo.
El menor, hoy estudiante de secundaria, dejó de ir a la escuela y se recluyó en su casa por el ijime.
Sus padres contaron que su hijo comenzó hace poco a salir a la calle y que disfruta de su nuevo centro de estudios, una escuela alternativa a la que asisten menores que no pueden asistir a las escuelas tradicionales.
El chico, cuya identidad no ha sido revelada, está en proceso de mejoría.
«Mi hijo empieza a ver la luz», dijo su padre. La madre declaró: «Mi hijo estaba realmente devastado. Creo que todavía está sufriendo”.
«Quiero que los niños tengan compasión por los demás y que los maestros les enseñen a desarrollarla», añadió la mamá. Buen mensaje.
El niño se mudó a Yokohama cinco meses después del accidente nuclear de Fukushima en 2011 y en su nueva escuela comenzó a ser víctima de abuso físico y mental por parte de otros niños. Por provenir de Fukushima era llamado “germen”.
El menor pensó muchas veces en suicidarse, pero decidió seguir viviendo por las víctima mortales que dejó la catástrofe de 2011.
La junta educativa de Yokohama comenzó a investigar su caso recién en diciembre del año pasado. Por su parte, la escuela, pese a estar al tanto de la situación, no hizo nada. Ni siquiera se han disculpado. (International Press)
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