Asahi: «Hay una discriminación muy arraigada contra Okinawa”

Diario japonés critica al gobernador de Osaka por su falta de sensibilidad.

Los insultos que policías de Osaka lanzaron contra okinaweses que se manifestaban contra la construcción de helipuertos en un sitio de entrenamiento militar estadounidense han puesto en evidencia, nuevamente, la difícil relación entre Okinawa y el resto de Japón.

En un reciente editorial, Asahi Shimbun comenta el incidente provocado por los policías que llamaron “dojin” (término despectivo para referirse a los indígenas, según el diario japonés) y “shina-jin” (palabra peyorativa para referirse a los chinos) a los okinawenses.


Detrás del lenguaje racista empleado por los jóvenes policías de Osaka hay un problema social mucho más grande, “una discriminación muy arraigada contra Okinawa y la estructura de la sociedad japonesa que ha dado lugar a esta discriminación”.

Asahi relata un desagradable episodio que el gobernador de Okinawa Takeshi Onaga sufrió en 2013, cuando era alcalde de Naha.

Ocurrió en Ginza, Tokio, durante una manifestación contra el despliegue de aviones Osprey en una base militar estadounidense en Okinawa en la que participaron representantes de todos los municipios de Okinawa. Los manifestantes “fueron bombardeados con un torrente de insultos: ‘¡Traidores!’, ‘Ryukyu-jin (okinawenses), salgan de Japón’ y ‘¡Espías de China!’”.


A Onaga no solo le chocaron los insultos, sino también la indiferencia de muchas personas que pasaban por el lugar y continuaban con sus compras, ajenas al maltrato que sufrían los okinawenses.

Asahi dice que “desde la Era Meiji (1868-1912), el gobierno japonés ha obligado a Okinawa a sufrir una historia de discriminación y angustia”. En la II Guerra Mundial, Okinawa fue sacrificada para defender al resto de Japón. En la Batalla de Okinawa murió la cuarta parte de la población local.

La guerra terminó en 1945, pero Okinawa permaneció bajo dominio de EE. UU. hasta 1972. 44 años después, la prefectura, que representa menos del 1 % del territorio japonés, alberga el 74 % de las bases estadounidenses.


El diario japonés se refiere, por último, a los comentarios del gobernador de Osaka, Ichiro Matsui, que si bien reconoció que el lenguaje de los policías fue inapropiado, los defendió por “trabajar duro”.

En las palabras de Matsui no hay signos de solidaridad con los sentimientos y el sufrimiento de los okinawenses, y profundizan la división entre Okinawa y el resto de Japón, dice Asahi. Sus declaraciones “muestran una deplorable falta de conciencia sobre el hecho de que él está en una posición pública con un importante grado de influencia en las políticas del gobierno central”.


Matsui, empatía cero. Y como él, muchos. (International Press)

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