Olas tuvieron más altura y llegaron con más rapidez de lo previsto
Cinco años después del devastador tsunami que asoló el nordeste de Japón, un estudio ha desvelado que el inusual poder destructivo del fenómeno se debió a que las primeras olas barrieron las playas y el lecho marino, lo que facilitó las acometidas posteriores.
Un grupo de investigadores del Instituto Internacional de Investigación de Desastres de la Universidad de Tohoku (nordeste), liderado por el profesor Fumihiko Imamura, ha simulado con un súper ordenador el impacto del tsunami en los accidentes geográficos de la zona.
En las imágenes generadas por ordenador cedidas hoy a Efe por la institución, un contador que transcurre a toda velocidad muestra cuál fue la evolución segundo a segundo de la llegada de las olas y simula cómo el potente torrente de agua anega las costas a una velocidad superior a lo habitual.
En el caso de la localidad de Rikuzentakata, en la prefectura de Iwate, la primera embestida del tsunami barrió cantidades masivas de arena y barro de las playas, lo que redujo la resistencia y la fricción costera, permitiendo que las sucesivas olas engulleran con rapidez la costa, adelantó el grupo a la cadena pública NHK.
La simulación muestra que las olas gigantes generadas por el potente terremoto de 9 grados Richter que azotó al país asiático el 11 de marzo de 2011, llegaron al centro de la ciudad 30 segundos antes que en condiciones normales.
En dicha localidad se registraron olas de hasta 13 metros de altura, un metro más altas de lo que habría cabido esperar si la arena y el barro hubieran bloqueado el tsunami, mostró el estudio.
En la simulación se ve además cómo la segunda ola avanzó a una velocidad el doble de rápida que una convencional, arrastrando edificios y coches al mar.
En la ciudad de Kesennuma, en la prefectura de Miyagi, las primeras olas barrieron cantidades masivas de lodo submarino de un golfo estrecho, lo que produjo una bajada del nivel del mar y favoreció que las olas siguientes llegaran a la orilla más deprisa.
El estudio indica que es probable que por esto los tsunamis posteriores empujaran grandes buques de pesca que quedaron varados en el interior, y de que los escombros que flotaban en las aguas dieran lugar a grandes incendios. (EFE)
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