Aunque hemos dado la bienvenida al nuevo año con la esperanza de que el futuro nos brinde oportunidades, alegrías y bendiciones, nos ha consternado encontrarnos con trágicas noticias, hechos lamentables como el asesinato de las hermanas brasileñas en Aichi, un peruano acuchillado en Gunma, con la posibilidad de que los responsables sean latinoamericanos.
¿Qué estará provocando que la gente esté perdiendo el control de sus impulsos? Aunque por un lado es comprensible que tengamos momentos de ira, de rabia, rencor y despecho, por otro lado hay algo interno que nos frena, que nos da la fuerza para detener los actos impulsivos. ¿Qué ese ALGO?
Está demás decir que la familia es el agente socializador más influyente en el ser humano desde su infancia. Somos los padres quienes enseñamos a los hijos la confianza, la empatía, el cariño, el afecto y el perdón a través del trato y experiencia diaria. A través de la comunicación les inculcamos valores morales básicos.
De adultos, también es la gente que nos rodea la que da sentido a nuestra vida social. El hecho que sientas que alguien se preocupa por ti, que hay alguien que te diga: “sí hombre, que cólera, no?» o «comprendo cómo te sientes” sin criticarte, sin tratar de darte “sermones”, te mostrará que hay alguien que se preocupa por ti y no quiere qu te sientas sola o solo.
Estudios demuestran que la manera de tranquilizar a una persona es saber “ponerse en sus pantalones”. Si alguien está alterado, la solución no es ponerle una música tranquila para que se serene, tampoco es decirle “cálmete, tranquilízate” sino más bien es escucharla con atención y tratar de comprender sus sentimientos y sus ideas.
Hay que estar al tanto del compañero de trabajo, del cliente o del prójimo para saber si está alterado, triste o preocupado. De ser así no perdamos la oportunidad de decirle algunas palabras. Es posible que te confiese que tiene miedo de su pareja, que es violenta y se le puede prestar una ayuda a tiempo.
Aunque lo cierto es que uno mismo tiene la responsabilidad sobre sus acciones, debemos pensar en lo que podemos hacer por nuestro prójimo para que no se sienta aislado y sin conexión afectiva alguna.
Que estás tristes noticias de inicio de año nos lleven a plantearnos acciones humanas que le den sentido a nuestra vida en comunidad. La ayuda emocional y la ayuda mutua nos puede dar nuevas alegrías en 2016.
(*) Psicóloga clínica radicada en Japón. Contacte con ella llamando al 090-2245-4021 o por correo electrónico: consultas@hotmail.co.jp
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