Es el Vuhl 05 de apenas 695 kilogramos y que puede alcanzar una velocidad de hasta 245km/h.
Los hermanos Guillermo e Iker Echeverría, de origen vasco e hijos de un expiloto de automóviles, han canalizado su pasión por la velocidad fabricando el primer auto ultra ligero mexicano de exportación, un biplaza con genética de vehículo de carreras y homologado para su uso en la calle.
El Vuhl 05 tiene un peso total de apenas 695 kilogramos y puede alcanzar una velocidad de hasta 245 kilómetros por hora. Con 285 caballos de fuerza, 4 cilindros turbo, seis velocidades y para pasar de 0 a 100 kilómetros por hora tarda apenas 3,45 segundos, su poder proviene de una versión de 2 litros del motor Turbo EcoBoost DOHC Ford.
Su estructura proporciona un inigualable nivel de protección para los ocupantes y cumple con las especificaciones de la norma de transporte europeo.
«Invertimos tres años en planear y desarrollar un coche hecho para el mercado global», explicó hoy el hermano mayor, Guillermo, de 34 años y diseñador industrial, en una entrevista con Efe en la ciudad mexicana de Querétaro (centro), donde está la nave industrial en la que se fabrica este prototipo.
El recinto pertenece al Aeroclúster Querétaro, compuesto por gigantes del sector aeroespacial como Safrán, Airbus, Delta y Bombardier.
De hecho, para la construcción del prototipo se emplean materiales de esa poderosa industria mexicana, que en la actualidad acapara casi la mitad de la inversión extranjera directa del país.
«Su chasis de aluminio va pegado con remaches como sucede con los aviones, no tiene soldadura y esa es tecnología aeroespacial aplicada», dice Iker, el hermano menor, de 31 años y que ganó en 2007 el premio de diseño industrial mexicano Quórum cuando todavía era un estudiante.
Actualmente está en la fase final de construcción el séptimo vehículo que se irá a Kuwait.
Los vehículos son personalizados y están numerados. Compiten en el segmento de autos como el BAC Mono, el Ariel Atom, el KTM X-Bow.
El 90 por ciento de sus competidores se encuentra en el Reino Unido por lo que probaron suerte ahí para dar a conocer su creación.
«Quisimos asistir al Goodwood Festival of Speed en Inglaterra. Ahí acude la prensa especializada que nos calificó muy bien y colocó al Vuhl entre los mejores en su clase», comenta Guillermo.
De 20 fabricantes, la prensa especializada los colocó en el segundo o tercer puesto, narra.
La apuesta funcionó y comenzaron a llegar los pedidos. Para el 2016 ya tienen 25 coches vendidos y su objetivo es llegar a producir 60 al año.
«Los compradores de estos coches son personas que tienen pasión por la velocidad y ya tienen muchos coches como el Lamborghini o el Porsche. Necesitan tener lo nuevo, lo exclusivo», detalla Iker.
El costo de los vehículos que produce y exporta esta pequeña empresa, que cuenta con solo 22 empleados, oscila entre los 114.000 y 160.000 dólares.
De los 100 proveedores con los que trabajan para construir el biplaza, el 51 % son mexicanos, lo que les ha permitido disminuir costos al instalarse en la zona de desarrollo aeroespacial de Querétaro, y el resto son ingleses, austríacos o franceses.
Para financiar su aventura, los Echeverría contaron con el apoyo de entidades gubernamentales mexicanas como Proméxico, que les ayudó a comercializar fuera del país, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y el Gobierno del Estado de Querétaro.
También han invertido las ganancias que generan con su consultora, que realiza diseño industrial de botellas, casas de bajo costo, invernaderos solares, entre muchos otros proyectos.
Los hermanos han comenzado a buscar asociarse con concesionarios para exhibir su creación y ampliar el negocio. Ya cuentan con una sede a las afueras de Londres, y próximamente podrían abrir en la capital mexicana, Emiratos Árabes, Estados Unidos y China.
En México existe otro antecedente de incursión en la fabricación de automóviles con la marca Mastretta MXT, el primer coupé de tamaño medio diseñado y producido en el país.
Su producción, que actualmente se encuentra detenida, comenzó en 2011. Los hermanos Echeverría participaron en ese proceso y aprendieron de la experiencia. EFE
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