En 1970, se consumían diariamente un promedio de 2.155 calorías y en la actualidad ronda las 2.604..
Especialistas de EE.UU., México y Canadá reunidos en un foro de la rama mexicana de la International Life Science Institute (ILSI) coincidieron este miércoles en que, contra la creencia común, el azúcar y los edulcorantes por sí mismos no son los únicos culpables de la obesidad.
«El azúcar no es el enemigo, el problema son las calorías», señaló el doctor John L. Sievenpiper, médico del St. Michael’s Hospital de Toronto (Canadá) durante el encuentro organizado por esta asociación internacional sin fines de lucro que se dedica a la difusión del conocimiento científico de temas como la nutrición.
Durante años, los llamados azúcares añadidos han sido culpados de contribuir al aumento de la obesidad y señalados como causantes de diabetes, incremento de enfermedades coronarias, hipertensión, entre otros males.
«Ha existido hasta ahora una visión ‘azúcarocentrista’ del problema, una especie de doctrina que ha centrado el debate en el azúcar», indicó Sievenpiper.
Según Sievenpiper, existe una evidencia baja que pueda vincular a las bebidas endulzadas con azúcar y la aparición de diabetes o hipertensión en los pacientes.
El consumo de esas bebidas, explicó, es un factor relativo si se compara con otros hábitos de riesgo como fumar, la genética o el sedentarismo.
Los estudios más recientes señalan otros alimentos como las papas (patatas) chips, la carne o las frituras como más influyentes que las bebidas endulzadas con azúcar en la aparición de la obesidad.
En México el 32,8 % de la población es obesa, el porcentaje más alto del mundo y si a eso se suma el sobrepeso, la cifra se eleva al 71,3 %. Y la batalla contra el azúcar se libra en todos los campos.
Este año en México se aprobaron impuestos específicos a los alimentos que contienen este producto, como el que actualmente graba en un peso por cada litro a las bebidas azucaradas y que afecta a otros alimentos de alto contenido calórico, como botanas (aperitivos), chocolates o helados.
México, un país con aproximadamente 117 millones de habitantes, tiene un consumo de cerca de 163 litros de refresco per cápita al año, uno de los más altos en el mundo.
En otros países se han promovido acciones como la restricción en el tamaño de las bebidas, aplicada por Michael Bloomberg cuando fue alcalde de Nueva York.
Otros alimentos como las papas chips, la carne o las frituras son más influyentes que las bebidas endulzadas con azúcar en la aparición de la obesidad…
Incluso se ha señalado que los azúcares pueden ser adictivos. Estudios recientes no son concluyentes y la mayor parte de la evidencia científica se basa en modelos experimentales con animales.
«El concepto fundamental de adicción a la comida o adicción al azúcar está siendo cuestionado», señaló el informe «Evidencia Actual en Edulcorantes y Salud», cuyos autores son Sievenpiper y los doctores John S. White y John D. Fernstorm, también asistentes al foro.
Un capítulo muy importante de la jornada estuvo dedicado a las bebidas dulces que no poseen calorías.
«Los edulcorantes son aditivos alimentarios, no son medicamentos y hay que asumir que son seguros, no hay ninguno en el mercado que no lo sea», afirmó Rebeca López-García, del Logre International Food Science Consulting (México).
«Su ingesta ha demostrado que en algunos casos pueden ser beneficiosos para que no se gane peso después de perderlo», agregó la doctora Danielle Ostendorf, asistente de investigación en la Universidad de Colorado.
Para buscar las verdaderas causas de la obesidad, los expertos señalan que hay que mirar el consumo calórico per cápita diario.
Si se pretende bajar de peso hay que hacer un cambio en la alimentación y aumentar el ejercicio…
En 1970, se consumían diariamente un promedio de 2.155 calorías y en la actualidad ronda las 2.604. De ese total el consumo de azúcar y edulcorantes representa solo el 8 %, lo que se explica porque ahora se comen más grasas, aceites, harinas y cereales.
Sin embargo, el doctor Hugo Laviada, académico de la Universidad Marista de Mérida (México) llamó a no minimizar el papel del azúcar en la obesidad.
«La buena azúcar en todo caso es la que viene de la fruta», matizó.
El problema de la obesidad es multifactorial y complejo. La clave es comer de forma balanceada y cuidar las porciones. Si se pretende bajar de peso hay que hacer un cambio en la alimentación y aumentar el ejercicio, según los asistentes al foro.
«Las dietas fallan, la mejor evidencia para bajar de peso es que nos asesore un equipo de especialistas: quinesiólogos, psicólogos, nutriólogos. En el trabajo debemos movernos más, conducir menos y eliminar en lo posible los comportamientos sedentarios», concluyó Sievenpiper.
El ILSI fue fundado en 1978 en Washington y cuenta con 14 oficinas en el mundo, entre ellas la mexicana (de 1991). EFE