Hisashi Nakahara y su esposa Mai son los protagonistas una conmovedora historia de amor que difícilmente una película podría superar.
Hisashi y Mai se casaron el 1 de diciembre de 2014 en una ceremonia que demoró casi ocho años en celebrarse. En ese periodo, una rara enfermedad se interpuso en su felicidad.
Asahi Shimbun cuenta cómo los Nakahara lograron derrotar a la adversidad.
En julio de 2006, tras salir durante aproximadamente un año, Hisashi y Mai acordaron casarse en marzo de 2007.
Sin embargo, a finales de 2006, Mai perdió de repente la memoria a corto plazo y comenzó a chillar con voz extraña a medianoche.
Los médicos no pudieron determinar su enfermedad y fue internada en un hospital psiquiátrico.
Durante su hospitalización, su corazón y sus pulmones dejaron de funcionar temporalmente y cayó en coma. Mai fue trasladada al Hospital de la Universidad de Okayama.
Después de varios meses, los médicos diagnosticaron que Mai sufría de una extraña enfermedad llamada encefalitis anti-NMDA que ataca a las funciones del cerebro, provoca síntomas como alucinaciones e incapacidad para reaccionar, y afecta a 0,33 personas por cada millón.
Gracias a los tratamientos médicos, Mai comenzó a reaccionar a las voces y a mejorar gradualmente. En un periodo de tres años, logró escribir su nombre en kanji y expresar sus emociones.
Fue dada de alta del hospital en 2011. En casa, empezó a reconocer a los miembros de su familia.
Sin embargo, no podía recordar a Hisashi, pese a que él la visitaba a menudo en el hospital y en su casa. “¿Por qué él está siempre aquí?”, pensaba Mai.
Una vieja agenda reactivó sus recuerdos. En ella leyó “ceremonia de casamiento” en la fecha correspondiente al 11 de marzo de 2007 (el día originalmente programado para la boda).
«¿Estoy casada?», se preguntó Mai.
En la agenda también encontró datos sobre sus citas con Hisashi y fotos de ambos. Finalmente, recordó que él era su novio.
En junio de 2014, ambos llamaron al salón de bodas para reprogramar su ceremonia de casamiento. Ai Kubota, la organizadora de bodas del salón, recibió emocionada la noticia. Fue como una resurrección. El video del casamiento ha sido visto casi 650.000 veces en YouTube.
«Si yo fuera Hisashi, ¿habría sido capaz de esperar durante ocho años? Estoy muy agradecida. Quiero que formemos una familia feliz», le dice Mai a Asahi.
Cuando Mai estaba postrada en cama, sus padres le pidieron a Hisashi que buscara a otra mujer. Él se negó. No concebía su vida sin ella.
Testigo y activo partícipe de la lenta y notable recuperación de su esposa, Hisashi dice con modestia: “No siento que ocho años hayan sido tanto tiempo».
Los Nakahara tienen una razón más para ser felices: Mai está embarazada. (International Press)