Pilotos pueden pagar hasta 80.000 yenes por sesión
El salario promedio anual de las azafatas de entre 25 y 29 años en Japón entre 2004 y 2013 cayó de 4,98 millones de yenes (41.700 dólares) a 3,91 millones de yenes (32.700 dólares).
Esta drástica reducción ha empujado a algunas azafatas a prostituirse, según una investigación del semanario Shukan Post que publica el sitio Tokyo Reporter.
La revista ha recogido testimonios como el de una aeromoza de 30 años, que revela que las chicas de la línea área en la que trabaja formaban parte de una red de prostitución cuyos clientes eran pilotos que les pagaban entre 50.000 y 80.000 yenes (410 y 670 dólares) por sesión.
La red fue descubierta y desmantelada por la alta dirección. Sin embargo, las aeromozas que se prostituían siguen trabajando en la aerolínea, motivo por el cual la entrevistada está segura de que siguen en el negocio.
Otra testigo, una azafata de 29 años, declara que la edad es crucial. “Tenemos una fecha de caducidad”, dice. El “valor” de las mujeres disminuye mucho después de los 30 años.
Esta chica forma parte de un servicio de prostitución de azafatas que atienden a domicilio. «Por supuesto, nunca me imaginé que estaría haciendo este tipo de cosas», admite. Sin embargo, el dinero es una gran tentación: por una sesión de hora y media cobra 60.000 yenes (500 dólares).
Además, hay azafatas que trabajan a tiempo parcial como chicas de compañía en clubes nocturnos de Ginza.
Otra aeromoza entrevistada por el semanario japonés cuenta cómo se llega a un acuerdo con los pilotos: antes de iniciar un vuelo, las azafatas se forman en fila delante del piloto y el copiloto. Estos comunican su “oferta” con los dedos; por ejemplo, si levantan cuatro dedos a la altura de su nariz significa que están ofreciendo 40.000 yenes (335 dólares) por una noche en un hotel.
La mujer, que tiene 30 años, asegura que esta práctica no es inusual en vuelos domésticos. Además, como los alojamientos pueden ser escasos, es probable que los pilotos y las azafatas se queden en el mismo hotel, así que pueden llegar a un acuerdo sin despertar sospechas.
La discreción, eso sí, no parece ser una característica de las aeromozas. La entrevistada cuenta que una vez, una chica, en voz alta, se quejó en el aeropuerto de Haneda de que solo había conseguido que dos hombres le pagaran 60.000 yenes por tres noches. (International Press)