Son un gran número de argentinos que fueron vendidos o adoptados de manera irregular durante la dictadura militar que se encuentran en internet.
Tráfico de niños, bebés robados al nacer y sustituciones de identidad constituyen la cara más oscura de la adopción en Argentina, un país en el que unos tres millones de personas, según las organizaciones que luchan por la identidad biológica, desconocen sus verdaderos orígenes.
Son un gran número de argentinos, de entre 30 y 55 años, los que han quedado al margen de las políticas de restitución de niños apropiados durante la última dictadura militar (1976-1983), y han encontrado en Internet y las redes sociales un espacio para difundir su historia y encontrar otros en su misma situación.
Mariana Rodríguez, que comenzó su búsqueda a principios de este año, es integrante de la red «Hermanas y madres del alma» junto a otras mujeres de Córdoba presuntamente vendidas por una partera y adoptadas de forma ilegal.
La obstetra señalada por el grupo era Mafalda Journade, fallecida hace dos años, pero muchas de las mujeres tuvieron contacto con ella mientras investigaban de forma individual.
Saben que fue una empleada en una maternidad de la provincia de Córdoba, y que «tenía muchos contactos» con una organización que se dedicaba a traficar niños hace treinta años.
Cuando Rodríguez comenzó a preguntar sobre los pasos que debía dar para empezar a buscar sus orígenes biológicos, descubrió que su adopción había sido irregular.
En Facebook encontró la página de «Hijos biológicos», una red que realiza la misma tarea a nivel nacional, y por ese medio contactó con el grupo de Córdoba con el que tenía una historia en común.
Como ella, una veintena de jóvenes de «Hermanas y madres del alma» buscan información y reciben denuncias de casos similares, además de contar con tres madres que se han acercado con la intención de buscar a sus bebés.
«Hablamos, nos contamos nuestras historias, nos sirve mucho como contención para sanar», indicó Rodríguez a Efe.
«Somos personas que no tenemos resentimiento. Nuestra búsqueda es desde el amor y la sanación interior. No queremos judicializar ni juzgar a nadie», añadió.
«Hermanas y madres del alma» es sólo una de las organizaciones que aglutinan a estas personas que ven en el principio de su vida una gran incógnita a resolver.
En Argentina también están conformadas las redes «Raíz Natal», «Hijos Biológicos en Busca de la Identidad», la «Asociación ¿Quiénes somos?» y la página de Facebook «Identidad sustituida».
Las personas que las integran tienen datos en las partidas de nacimiento que suelen estar alterados, no pueden rastrear su origen y suelen enfrentarse contra la negativa de los establecimientos a mostrar algún tipo de registro, por lo que también reclaman al Estado una asistencia en la búsqueda.
Un proyecto de ley por el Derecho a la Identidad presentado recientemente en el Parlamento argentino por iniciativa de estas organizaciones propone crear un Instituto Nacional para la Búsqueda de la Identidad de Origen y Biológica de las Personas.
«Se calcula que cerca de tres millones de personas en nuestro país no conocen su identidad de origen o biológica. Se trata de víctimas de uno de los delitos más abyectos: la apropiación de menores», sostiene el texto de la iniciativa.
El proyecto también promueve que el banco de datos genéticos utilizado para los análisis de ADN de las víctimas del terrorismo de Estado se amplíe para estas búsquedas de identidad que no se amparan en las mismas políticas de los niños apropiados en la dictadura.
El trámite demasiado burocrático para adoptar en Argentina provoca dificultades y genera un tráfico paralelo, porque las parejas buscan niños en un ámbito irregular ya que en el legal hay esperas demasiado largas.
La ley 24.779 establece que cualquier persona mayor de 30 años puede inscribirse como postulante a guarda con fines de adopción, después de armar un legajo con una carta dirigida a un juez para explicar las razones de la decisión y una serie de actas, certificados, informes y antecedentes, entre otros papeles. EFE
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