Escritor le aconseja que se dé cuenta de que es afortunada por tener trabajo
M es una mujer cuarentona. Vive en la prefectura de Shiga y lleva seis años trabajando como representante de ventas en una compañía. Sin embargo, está evaluando renunciar porque le resulta difícil tratar con su jefe.
La mujer, que le escribe a Yomiuri Shimbun en busca de orientación, admite que últimamente su rendimiento ha disminuido. Una de las razones de su bajo desempeño es que no le entusiasma trabajar con su superior, cuyo carácter y manera de pensar no se acomodan con ella.
El panorama para M luce sombrío, pues en su empresa los jefes suelen permanecer en un departamento por más de tres años, así que tendrá que aguantarlo por un buen tiempo. “Eso es muy desalentador para mí”, dice.
Aun así, ella espera que cuando llegue la reorganización anual del personal, su superior sea transferido. Si eso no ocurre, estudiaría renunciar y buscar otro trabajo, escenario que no le agrada porque preferiría seguir trabajando en la compañía (con otro jefe, por supuesto).
Sin embargo, la mujer reconoce que aun con otro jefe quizá su rendimiento en el trabajo tampoco mejore. ¿Entonces? Otra idea le ronda la cabeza: empezar a buscar esposo para tener una excusa para irse del trabajo.
Al parecer, los problemas de M trascienden sus diferencias con su superior y tienen raíces más profundas. “No me gusto a mí misma, ya que tiendo a dejar las cosas sin terminar y no puedo tomar decisiones sobre mis propios asuntos”, dice. ¿Qué puede hacer?
El escritor Tatsuro Dakune le responde con un sencillo consejo: decirse varias veces: “Tengo suerte de poder trabajar”.
“Cuando su jefe la amoneste o le diga algo que la exaspere, vaya a un lugar donde no haya nadie y diga esa frase en voz alta tres veces. Incluso si sus compañeros la escuchan, no hay problema. Les puede decir con una sonrisa ‘es mi mantra’”, le recomienda a través de Yomiuri.
Con respecto a las diferencias con su jefe, le pide que piense bien sobre eso. Si no nos gusta una persona, a esa persona tampoco le gustaremos, dice el escritor. “Las relaciones humanas son recíprocas. Así que interactúe con otras personas con mente abierta”, finaliza. (ipcdigital)