Grupo japonés busca mejorar rentabilidad de sus televisores
El grupo nipón de electrónica Toshiba anunció el lunes que para mejorar la rentabilidad de su división de televisores recortará a la mitad el personal de esta rama en el extranjero y cerrará dos de sus tres factorías, ubicadas en Polonia, Indonesia y China.
«Toshiba integrará sus fábricas de televisores en el extranjero, de tres a una, excluyendo las instalaciones que sean parte de un ‘joint venture’, en el actual año fiscal», que en Japón concluye el 31 de marzo de 2014, con el objetivo de reducir costes, informó la compañía de Tokio en un comunicado.
La multinacional nipona reducirá su personal de la rama de televisores en el extranjero a la mitad con respecto al ejercicio precedente de 2012, con lo que pasará a contar con cerca de 3.000 trabajadores.
Aunque no ha especificado en su comunicado en cuál de las tres fábricas en el extranjero integrará sus operaciones, analistas del diario económico Nikkei apuntan a la posibilidad del cierre de las factorías de Polonia y China, en favor de la de Indonesia, la más eficiente de las tres.
Además, como parte de su estrategia, la compañía «se centrará en los mercados emergentes como Asia, Oriente Medio y África, donde se espera que la demanda se expanda» y dejará de vender sus productos en las regiones menos rentables, añadió en el comunicado.
Mediante esta política pretende enfocar sus esfuerzos hacia el segmento de los televisores de «pantallas de ultra alta definición (4K), donde se espera crezca la demanda, a través de funciones diferenciadoras de imagen y grabación», señaló Toshiba.
Además, reforzará su «servicio en la nube» («cloud service»), que prevé sirva para mejorar la interacción entre sus productos digitales y sus dispositivos para el hogar, e impulsará el desarrollo de productos destinados al sector empresarial.
En mayo de 2012 Toshiba dejó de producir televisores en Japón con el cierre de su última fábrica en Fukaya, situada en la prefectura de Saitama, al norte de Tokio ante el fuerte retroceso en las ventas de sus aparatos y debido a la dura competencia de empresas como las surcoreanas LG y Samsung.
Durante el pasado año fiscal 2012, la empresa registró una pérdida operativa de 50.000 millones de yenes (375,5 millones de euros) en su división de televisores, lo que no le impidió cerrar el ejercicio con un beneficio neto de 77.500 millones de yenes (582 millones de euros), un 10,56 por ciento más interanual. (EFE)
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