Muchas se sintieron inútiles por no haber podido hacer más
El terremoto y el tsunami que devastaron el noreste de Japón en marzo de 2011 también afectaron a un gran número de enfermeras de salud pública que atendieron a los supervivientes, reveló una encuesta efectuada por Mainichi Shimbun.
El 60 por ciento de ellas atravesó por crisis mentales, según el sondeo, que abarcó a 103 enfermeras que trabajaron en la prefectura de Miyagi tras el desastre.
Interrogadas sobre si su labor en las zonas damnificadas las había perturbado mentalmente, 57 de las 94 que respondieron a la pregunta dijeron que sí.
Muchas de las encuestadas coincidieron en que se habían sentido inútiles debido a su escasa capacidad de maniobra y creen que podrían haber hecho más.
Con respecto a lo que se podría hacer en el futuro en zonas de desastre, 42 pidieron un aumento en el número de enfermeras y 20 hicieron hincapié en la promoción de habilidades que les permitan actuar con mayor eficacia de acuerdo con las circunstancias que tengan que enfrentar.
Cadenas de mando poco claras y escasez de personal también fueron citadas como causas de que el trabajo de atención a los damnificados no haya sido mejor.
Entre los principales males detectados en los supervivientes, las encuestas mencionaron, entre otros, el alcoholismo entre los hombres, la demencia entre las personas mayores y estragos en la salud derivados de problemas económicos.
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