Por la psicóloga Irma Aráuz*
Consulta: “Soy mujer, “sansei”, tengo 32 años y 10 años en Japón. Hace 8 años me dio lo que se denomina “Trastornos de pánico”. Tomé medicamento y estuve en psicoterapia durante un tiempo. Como ya estaba bien me fui a mi país a estudiar, para volver a Japón y conseguir un empleo mejor. Hace un año aproximadamente volví de mi país y encontré un buen empleo, justo lo que quería. Las condiciones y las personas eran buenas, pero mi ansiedad volvió, no podía adaptarme al horario y a la presión del trabajo. Los ataques fueron peor que antes, así que tuve que dejar el trabajo. Ahora estoy con medicamento y psicoterapia otra vez. Me siento mejor, pero la ansiedad a veces es muy grande y la paso muy mal, sobre todo, porque cuando menos lo espero pienso cosas negativas, veo un cuchillo y me imagino lo peor, se me vienen ideas de tragedias que yo cometo o creo que le pasará algo a mi familia y me pongo muy irritable, sobre todo durante la menstruación. Mi apariencia es “normal” e intento parecer sana pues no quiero que nadie se dé cuenta, pero la verdad me siento muy mal. Aparte de la medicina y psicoterapia, me gustaría saber algo más y si hay alguna solución a todo esto”.
Respuesta: Sí que es terrible “estar enfermo” y que nadie se dé cuenta, por lo que sufres y te angustias más “aparentando” que no pasa nada. Algo que te debe quedar bien claro es que “no eres una enferma”, estás enferma y para esto sí hay soluciones efectivas, pero tú tienes que esforzarte para llevarlas a cabo todas con constancia y voluntad de sanarte. Cambiar tu manera de pensar negativa por una positiva es lo primero. ¿Te imaginas si todos nos dedicáramos a pensar en todas las desgracias que nos pudieran pasar?, viviríamos con una ansiedad permanente, porque adelantarnos al daño nos produce más angustia. Nos pueden pasar cosas malas, pero también cosas buenas.
El futuro no lo conocemos pero si nos esforzamos en pensar en todas las desgracias que pueden suceder, el solo hecho de pensarlas nos amarga la vida y nos haría desgraciados aunque no nos ocurra nada de lo que tememos. A esto podría llamársele “el arte de amargarse la vida” por propio gusto.
Los seres humanos sólo podemos controlar nuestros propios pensamientos y nuestra conducta, por lo tanto, de eso es de lo que tenemos que responsabilizarnos. Sé racional y no te adelantes al daño ni pretendas ser una adivina ni controlar el futuro.
Cada vez que se te “presenten” esas ideas, háblales y diles que se vayan, que no las necesitas y trata de cambiarlas por afirmaciones. Entonces respira profundamente y tranquilízate.
Trata de cumplir con las tareas que te deja la psicóloga aunque a veces te parezcan tontas por lo “sencillas” que te parezcan y cada mañana al despertarte sonríe (aunque no tengas ganas) y cumple con el compromiso ante ti misma de estar cada día mejor.
*La psicóloga Irma Aráuz atiende directamente en el teléfono 090-2553-3307 y en el e-mail consultasairma@live.com.ar.