Compañía japonesa nació con un presupuesto de menos de 50 yenes y tres empleados
Javier Picazo Feliú / EFE
El fabricante de electrónica Sharp cumplió hoy cien años desde su fundación en mitad de un duro proceso de reestructuración que permita a la compañía nipona salir de una crisis sin precedentes y retomar la gloria de tiempos pasados.
Establecida en 1912 como una tienda de artículos de metal en Tokio, con un presupuesto de menos de 50 yenes (cerca de medio euro) y únicamente tres empleados, la corporación Sharp se encuentra ahora en un momento clave de su historia después de haber registrado una pérdida neta récord en el ejercicio de 2011 de 376.000 millones de yenes (unos 3.660 millones de euros).
«Superar las adversidades en su conjunto es la mayor prioridad. Quiero prometeros a todos nuestra determinación para transformar nuestra compañía en una nueva Sharp», afirmó en la víspera de su centenario su presidente, Takashi Okuda, en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.
El presidente de la maltrecha Sharp también pidió a sus empleados su compromiso ante las medidas de reestructuración aprobadas recientemente por la empresa tales como el recorte de 5.000 puestos de trabajo, cierre de oficinas, la posible venta de divisiones o reducciones de salarios.
La histórica Sharp acuñó su nombre actual de uno de sus principales inventos, el «Ever-Ready Sharp Pencil», el origen del popular portaminas con el que el fundador, Tokuji Hayakawa, revolucionó el mundo en 1915.
El producto, un lápiz que empleaba una pieza de plomo central reemplazable que le permitía estar siempre afilado, no tuvo en un principio muy buena acogida en Japón, aunque Hayakawa (1893-1981) empezó a recibir enormes pedidos desde Europa y EEUU y poco a poco se fue haciendo popular también en el archipiélago nipón.
El ingenio del tokiota Hayakawa vino precedido tras ser galardonado, tres años antes, por haber inventado el «Tokubijo», la primera hebilla automática para cinturones, inspirada en las de los actores de las películas del Oeste.
El gran terremoto de Kanto (isla principal de Japón) de 1923, que dejó más de 100.000 muertos, destruyó sus talleres aunque no el espíritu emprendedor de Hayakawa, que se reinventó en el mundo de la electrónica, y abrió una pequeña tienda, esta vez en Osaka (centro), de nuevo con la ayuda de tres empleados.
Así, en 1925 sus investigaciones en el sector de la tecnología radiofónica dieron sus frutos, montó la primera emisora del país y comenzó a vender los primeros aparatos de radio en la ciudad de Osaka (centro).
Tras numerosos contratiempos y éxitos en su negocio radiofónico, el inevitable paso a la era de las televisiones hizo que Sharp fuera la primera empresa de Japón en producir en cadena estos aparatos en 1953, convirtiéndose en la «culpable» de llevar el televisor, el mítico TV3-14T, a los hogares japoneses.
Ese mismo sector es el que ahora ha llevado a la empresa nipona a replantearse su situación, debido sobre todo al deterioro de la rama de pantallas de cristal líquido (LCD) lo que le arrastró a perder en el primer trimestre del año fiscal en Japón, de abril a junio, 138.400 millones de yenes (casi 1.350 millones de euros).
Esta misma semana, Sharp anunció la necesidad de recortar otros 14.000 millones de yenes (unos 136 millones de euros) en costes fijos de personal este año fiscal 2012 como medida adicional para sanear sus deficitarios resultados y después de considerar que el escenario se ha vuelto «más duro» durante este año.
La empresa, que ha firmado una alianza de capital con la taiwanesa Hon Hai para relanzar su sector del LCD, entre otros, se encuentra ante la necesidad de ajustarse a los nuevos tiempos y la exigencia de «no vivir en la gloria del pasado», tal y como detalló una analista de la filial nipona de BNP Paribas a Kyodo.
Sharp, nombre oficial desde 1970, ha visto como el valor de sus acciones ha caído cerca de un 67 por ciento desde finales de marzo, lo que podría provocar que los principales bancos del país ampliaran sus préstamos a la empresa en cerca de 300.000 millones de yenes (unos 2.920 millones de euros), informó hoy Kyodo.
Para el presente ejercicio, que concluye el 31 de marzo de 2013, la empresa prevé perder unos 30.000 millones de yenes (290 millones de euros), con lo que solo el tiempo dirá si por la venas de Sharp aún corre la sangre de Hayakawa, cuyo ingenio y visión han guiado hasta lo más alto a este histórico japonés durante 100 años.