Si terremoto hubiera ocurrido en otro lugar del mundo, el reactor se habría partido. «Ningún país está tan preparado como Japón», asegura
Pese a su gravedad, la situación de la central nuclear de Fukushima, en el nordeste de Japón, no es comparable con el accidente ocurrido en Chernobil en 1986, dijo a Efe hoy Najmedin Meshkati, profesor especialista en energía nuclear.
Meshkati, de 56 años y origen iraní, fue asesor científico de la Secretaría de Estado de EE.UU. entre 2009 y 2010, ha inspeccionado numerosas centrales petroquímicas y nucleares durante su carrera, entre ellas la de Chernobil en 1997, y actualmente imparte clases de Ingeniería Industrial en la Universidad del Sur de California (USC).
«Lo que ocurre en Japón es muy serio en términos de radiación, pero se ha exagerado mucho, no tiene nada que ver con lo que pasó en Chernobil», indicó Meshkati, quien encontró más similitudes con el incidente que tuvo lugar en Three Mile Island, en Harrisburg, Pensilvania en 1979.
Al igual que lo que ocurre en Fukushima, los problemas de Three Mile Island giraron en torno a un mal funcionamiento de los sistemas de refrigeración de los reactores, aunque en el caso japonés el suceso fue originado por un desastre natural y en Pensilvania respondió a fallos humanos y de diseño.
Desde el terremoto y posterior tsunami del viernes en Japón, la central de Fukushima ha registrado tres explosiones que han dañado la estructura que recubre los reactores y la empresa que opera las instalaciones, Tokyo Electric Power (TEPCO), ya reconoció fugas radiactivas.
El gobierno nipón ha establecido un perímetro de evacuación de 30 kilómetros en torno a la planta nuclear para evitar la exposición de los residentes a radiación.
«Actualmente se está tratando de absorber el calor residual metiendo agua en el reactor y la radiactividad viene del vapor que se genera, pero la central está parada y no hay reacción nuclear», explicó Meshkati.
Este experto señaló que es difícil de predecir cuánta radiación llegará a la atmósfera y cuál será su efecto, aunque existe una gran diferencia con Chernobil.
«Allí había un reactor muy grande y explotó. Estuvo ardiendo durante días», declaró Meshkati, que consideró la situación restringida por el momento al área afectada.
«Es una posibilidad muy remota que una nube radiactiva de Fukushima atraviese el Pacífico y afecte a las costas de Estados Unidos. Lo más probable, según las corrientes, es que se disipe en el mar», apuntó este profesor, que también ha sido miembro de Jefferson Science Fellow.
La lluvia o la nieve en la zona próxima a la central podría empeorar la situación al depositar la radiación en el suelo de las zonas cercanas, que quedarían contaminadas.
Según Meshkati, lo sucedido en Fukushima tiene que servir de llamada de atención para las autoridades del resto de países productores de energía nuclear, ya que ninguna central está preparada para soportar un sismo de magnitud 9 grados Richter y un tsunami, como el que azotó a Japón el pasado viernes.
«Si este terremoto ocurre en otro lugar del mundo, se hubiera partido el reactor. Ningún país está tan preparado como Japón», aseguró Meshkati, que pidió reformas en los diseños de las centrales para enfrentar estos desastres.
«Hay que pensar más allá de lo previsible. Es la lección que hay que aprender de Japón», manifestó el profesor que, no obstante, rompió una lanza a favor de la energía nuclear.
«Es la fuente del 20 por ciento de la electricidad en Estados Unidos, por ejemplo. La energía nuclear es viable y las energías renovables no pueden reemplazarla hoy en día», comentó.
El accidente en Three Mile Island obligó a la evacuación de un área de 30 kilómetros cuadrados tras la fusión parcial de uno de los núcleos y generó una pequeña nube radiactiva, si bien las autoridades estadounidenses no tienen constancia de fallecimientos o heridos como consecuencia del siniestro.
La explosión de un reactor en Chernóbil causó el mayor accidente nuclear de la historia y conllevó la fuga de radiación equivalente a entre 100 y 500 bombas atómicas como la arrojada sobre Hiroshima. Más de 100.000 personas murieron víctimas de la exposición a material radiactivo en Ucrania, Rusia y Bielorrusia. (EFE)
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