En Lima ha empezado a multarse a los peatones que incumplen las normas de tránsito. ¿Funcionará eso?
Enrique Higa
El semáforo está en rojo para los peatones, pero no se avista ningún carro. Se puede cruzar fácilmente, pero la señora que está a mi lado espera que la luz cambie. Verde. Cruza. Es raro ver esto. En Lima la gente atraviesa la pista por cualquier sitio y lo mismo da que el semáforo esté en rojo o verde.
Quizá la señora sea una contadísima excepción. O tal vez no quiera arriesgarse a ser multada. ¿Funcionarán las multas a los peatones imprudentes que recién han comenzado a aplicarse? ¿El castigo disuadirá a los temerarios acostumbrados a torear autos?
A veces las multas funcionan y contribuyen a arraigar hábitos positivos. Por ejemplo, hoy todo el mundo utiliza cinturón de seguridad en el carro.
Sin embargo, hace cierto tiempo se endurecieron las penas económicas por manejar borracho y la situación no parece haber mejorado.
Así que solo caben dos caminos.
Primero, que el peatón –amenazado por las multas– poco a poco se vaya acostumbrando a respetar las normas viales y que, como consecuencia, algo tan simple como cruzar la pista en las esquinas y cuando el semáforo indique verde se convierta en un hábito tan común como usar el cinturón de seguridad.
Segundo, que el celo que tiene la policía para multar a los infractores se vaya diluyendo (o que la coima arregle las cosas), provocando que el peatón que a regañadientes tuvo que civilizarse vuelva a ser el bárbaro de antaño.
Para que ocurra lo primero no es suficiente tomar medidas represivas. Sin cultura vial no llegaremos muy lejos. Además, si bien el peatón limeño es irresponsable, también es cierto que Lima es hostil con él (y con el ciclista).
Por ejemplo, cuando el semáforo cambia a verde, antes de cruzar, primero debes cerciorarte de que los autos se han detenido, porque nunca falta el loquito que pasa embalado. E incluso cuando ya estás cruzando y los carros están quietos, no debes quitarles el ojo porque hay conductores impacientes que no esperan el cambio de luz para arrancar.
¿Y qué haces en los cruces que no tienen semáforo? Si crees que un auto se va a detener para que tú pases, entonces no conoces Lima. Solo te queda cruzar como sea.
Una vez, en Japón, caminaba por una calle estrecha cuando casi a mitad de cuadra volteé porque sentía que había algo o alguien detrás de mí. Era un auto que no podía pasar, así que me pegué a la pared para que pudiera continuar su camino.
Siempre recuerdo con admiración a ese chofer respetuoso que no me atacó a bocinazos para que me apartara, y que seguramente hubiera dejado que yo completara mi recorrido hasta el final de la calle sin perturbarme.
¿Algún día tendremos ese tipo de conductores en Lima?
En fin, para que haya peatones responsables también debe haber choferes responsables, además de una intensa campaña de educación vial, un transporte público ordenado y policías honestos. O sea, a armarse de paciencia.
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