Con el buen momento que atraviesa el fútbol continental, el torneo que se jugará en julio próximo en Argentina ya entusiasma y tendrá un invitado de lujo: Japón.
En julio próximo, cuando el crudo invierno austral se instale sobre la extensa geografía argentina, el fútbol continental elevará su temperatura. Allí, en la Copa América número 43 de la historia -empezó en 1916- estarán compitiendo 12 selecciones de gran tradición, siete de ellas ubicadas entre las primeras 30 del mundo. Dice el Ránking Mundial de la FIFA: Brasil 3º, Argentina 5º, Uruguay 7º, Chile 14º, Paraguay 24º, México 28º, Japón 30º. Luego, en un lote más despegado, se encolumnan Colombia 46º, Perú 55º, Venezuela 57º, Ecuador 67º y Bolivia, como para hacer números redondos, se ubica en el puesto 100º.
Los favoritos, ya es habitual, serán Brasil y Argentina (reforzado por su condición de local y su necesidad de conquistas frescas). Y está Uruguay, equipazo del derecho y del revés. Seguro va a defender a muerte el prestigio forjado en Sudáfrica. El futbolista uruguayo no sabe jugar a media máquina. Va con todo siempre. Aparte hay un premio adicional: si el campeón fuera Brasil, el segundo irá a la Copa Confederaciones de 2013, a disputarse en la tierra de Pelé. Brasil ya está en la grilla como anfitrión. Y ese torneo jerarquiza, entrega premios apetecibles, todos quieren asistir.
Los 4 escalones en que fueron ordenados los equipos para desarrollar el sorteo estuvieron delineados con acierto y reflejan con realismo la actualidad del fútbol sudamericano. En la línea 1, los tres cabezas de serie: Argentina, Brasil y Uruguay. Un peldaño después, Paraguay, Chile y Colombia. Luego, otro nivel con Ecuador, México y Japón. Por último, Venezuela, Perú y Bolivia, todos en ese orden. Ecuador podría discutirle a Colombia ese lugar en la segunda línea del bolillero. Colombia no lo ha venido justificando en los últimos años.
Más allá de quien levante la Copa, la ocasión servirá para saber dónde está parado cada uno.
Ecuador sabrá si la llamada “nueva generación” verdaderamente está para continuar el legado de los bi-mundialistas. Colombia tendrá una noción más precisa de, si tiene chance concreta de clasificar al Mundial, si está realmente en ese segundo pelotón sudamericano o si en realidad ya debe descender al tercer nivel. Chile se enterará de cuán severos son los daños colaterales que produjo el cambio de presidente en su asociación y la salida de Bielsa.
Los entrenadores de los 12 equipos han confirmado que asistirán a la cita con el máximo potencial, por tres razones importantes: 1) Dos meses después de la Copa América dará comienzo la Eliminatoria, de modo que será una espléndida puesta a punto y oportunidad inmejorable para medirse con quienes serán sus futuros rivales. Y no en partiditos amistosos: por los puntos. 2) En todo el cuatrienio, será la única vez que los técnicos tendrán a su disposición a los futbolistas durante 40 días para formar el grupo, ensayar variantes, armonizar un esquema de juego. 3) Nadie se arriesgará a que lo goleen y lo despidan antes de comenzar la Eliminatoria por alinear suplentes. ¿Qué objeto tendría reservar a los mejores?
Años atrás, algunos directores de equipo acudían con formaciones emergentes. Eso ya no corre más, sobre todo porque la Copa se juega ahora cada 4 años y en la temporada siguiente al Mundial, esto es: cuando comienzan los ciclos nuevos, cuando debutan entrenadores y arrancan nuevas generaciones. Ninguno quiere perder la ocasión de experimentar en tan rico escenario.
“Va a ser una Copa excepcional, sin dudas”, asegura el estratega uruguayo Sergio Markarián. Y se apoya, sobre, todo, en el momento que vive el fútbol continental desde el Mundial de Sudáfrica, con muchos equipos competitivos. Él mismo le hará dar un salto de calidad al fútbol peruano. Markarián ha sido un triunfador en Uruguay, Paraguay, Grecia, Chile, México y Perú. Que nadie lo dude: el Perú que veremos en la próxima Eliminatoria será muy superior al de la anterior. Lo que no le garantiza una plaza mundialista, Perú ha caído en un abismo.
Es posible que el joven e interesante entrenador argentino Gustavo Quinteros haga crecer a Bolivia, aunque le toca un terrible debut ante Argentina. Una derrota abultada podría generarle fisuras desde el vamos a su trabajo.
Venezuela, estamos persuadidos, va a seguir su lento pero paulatino crecimiento, si bien es verdad que también cayó en un grupo durísimo.
Vale un párrafo para Japón, invitado de lujo. El mundo del fútbol sigue mirando por sobre el hombro al medio nipón. Sin embargo asistió a los últimos 4 Mundiales y en Sudáfrica ya mostró una imagen adulta, consolidada. Hay algo más: el pasado 8 de octubre, enfrentó a Argentina en Saitama. No fue uno de esos amistosos donde reina el tedio y la intrascendencia, se jugó a fondo y Japón venció por primera vez a la albiceleste. Lo notable fue cómo: con autoridad, con merecimiento y buen fútbol. No le ganó corriendo sino jugando. Y atención: Argentina llevó todas sus figuras. Incluso Messi hizo un excelente partido, pero no le alcanzó.
Tendrá dos similitudes con Sudáfrica 2010: el frío y la calidad de los equipos. Puede ser una Copa espectacular, posiblemente la mejor de la historia por la seriedad y el entusiasmo con que la han tomado asociaciones y entrenadores. Ya estamos entusiasmados.
(*) Ex articulista de «El Gráfico» y Director de la revista Conmebol (c)International Press
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